Deportistas contra el terrorismo fiscal
Andrés Iniesta se suma a la lista de deportistas de élite que le han ganado la batalla a Hacienda: la Audiencia Nacional, como publica OKDIARIO, ha anulado los expedientes abiertos y las sanciones impuestas al deportista albaceteño por el Impuesto sobre la Renta de los ejercicios 2010 y 2011 por estar prescritos. Largos años de disputa en los tribunales han terminado por doblar el pulso a la Agencia Tributaria, cuyos métodos inquisitoriales convierten a cualquier contribuyente en un presunto culpable. Por supuesto, son mayoría quienes al carecer de recursos suficientes para acudir a los tribunales tienen que plegarse a la voracidad confiscatoria de Hacienda, que en no pocas ocasiones se aprovecha precisamente de su posición de ventaja para imponer su criterio.
El hecho de que deportistas como Andrés Iniesta, Xabi Alonso, Sergio Ramos, Jorge Lorenzo, Sito Pons o Dani Pedrosa hayan vencido en los tribunales a Hacienda demuestra que los argumentos de la Agencia Tributaria son, con frecuencia, jurídicamente discutibles y que, en no pocas ocasiones, tienen más de matonismo que otra cosa. El problema es que no todos los contribuyentes que han sufrido en sus carnes el acoso del Fisco tienen la posibilidad de librar una batalla legal con la Agencia Tributaria como la que han mantenido estos deportistas. Hace falta un considerable colchón económico para ir a la guerra contra Hacienda, y una mayoría de quienes han sufrido ese acoso se rinden de antemano, aunque estén sobrados de argumentos para poder demostrar su inocencia.
La pregunta es sencilla: ¿cuántos contribuyentes que no recurrieron a los tribunales por falta objetiva de medios le hubieran doblado el pulso a la Agencia Tributaria? Bastantes, pero los totalitarios procedimientos administrativos de la Agencia Tributaria cercenan notablemente la capacidad del investigado para acudir a la Justicia en defensa de sus intereses. Sólo unos pocos pueden hacerlo. El resto ha de plegarse y soportar la sanción bajo la amenaza de que la multas sean todavía mayores. Y eso es terrorismo fiscal.