Cuando Sabina abrió los ojos y dejó las orejeras

Joaquín Sabina
Joaquín Sabina

Es, junto a Serrat, el cantautor español más escuchado de entre los de mi generación. Nunca me importó que militara en el Partido Comunista e, incluso, que no viviera personalmente como predicaba para los demás. Me interesan sus letras y su música. Punto. Ser liberal tiene esas ventajas, entre otras.

Jamás me arredraron sus posiciones de izquierda, muy de izquierdas, ni determinados pronunciamientos que no compartía; es la ventaja de creer y practicar la libertad. Por eso, me ha sorprendido (gratamente) su aterrizaje en la realidad de la izquierda en el poder .

“Ahora -ha dicho hace unos días- soy menos de izquierda (¿socialdemócrata quizá? ¿liberal librepensante?), porque tengo ojos y oídos y se lo que ocurre a mi alrededor”.

¡Bienvenido al club, don Joaquín! Yo tengo algunos años menos que usted y me dio tiempo a conocer in situ a los comunistas gobernantes en la URSS, al castrismo galopante en Cuba, a los sandinista de Daniel Ortega establecer una feroz dictadura en el país de Rubén Darío. Posteriormente comprobar cómo el chavismo en Venezuela arruinaba a la nación más rica del mundo.

Es una gran noticia para la democracia que Joaquín Sabina haya abiertos los ojos y los oídos. Pésima para la izquierda ojerosa y cutre, incapaz de entender que la caída del muro de Berlín significó la derrota histórica del comunismo y la extrema izquierda.

Supongo que esta declaración de un líder de la sociedad cultural y artística española le habrá supuesto a Sabina no pocos insultos, injurias, desprecio y acoso precisamente por parte de aquellos que todavía lucen el polvo del muro en sus solapas.

¡Son antiguos y, sobre todo, irredentos!

Lo último en Opinión

Últimas noticias