Consejos para desaprensivos

Consejos para desaprensivos

Vayan algunos consejos para quienes entierran muertos sin derramar una lágrima mientras sepultan nuestro futuro. La constante negación de cada una de sus muchas mentiras, no las convierte en verdades. Tal es el cambalache que se traen los social-comunistas. El bagaje de infamias define sus desmesuras, aunque los socios lo achaquen al rodaje de un Gobierno bicéfalo e inexperto, por no decir desastroso. Pocos entienden que nos impongan su insensato plan de gobernanza. Los espías de la UE tienen los pelos de punta tras conocer que los PGE que les trasladará el Ejecutivo, aparte de ser 100% irreales, están sustentados por separatistas, proetarras y hordas bolcheviques. En Bruselas creen que nos gobiernan insensatos muy peligrosos. Y no andan desasistidos de razón.

José Ortega y Gasset, filósofo español nominado al Premio Nobel de Literatura (1933) por su fabulosa inteligencia, nos legó cinco frases que dichos grillados del Gobierno, deberían tener en consideración. (1ª) “De querer ser a creer que se es ya, va la distancia de lo trágico a lo cómico”. (2ª) “Evitemos suplantar con nuestro mundo el de los demás”. (3ª) “Sólo se aguanta una civilización si muchos aportan su colaboración al esfuerzo; si prefieren gozar el fruto, la civilización se hunde”. (4ª) “El progreso no consiste en aniquilar hoy el ayer sino al revés, en conservar aquella esencia del ayer que tuvo la virtud de crear ese hoy mejor”. (Y 5ª) “El mando debe ser un anexo a la ejemplaridad”. Doy por hecho que estos nuevos dictadores no leerán tan sabios consejos, pues ellos no piensan, improvisan.

Los locos ahora andan ocupados en otros menesteres, como celebrar que sus colegas iraníes, han incrementado sus reservas de uranio enriquecido habiendo almacenado 12 veces más el nivel autorizado bajo el acuerdo suscrito en 2015. Todo aquel que vulnera las leyes, siempre es bienvenido en el circo de Moncloa. Que se lo pregunten a Maduro, con quien están a partir un piñón. Las dictaduras salvajes son el espejo que añoran estos infradotados. Caído Trump, ya tienen las manos libres para colgar a Felipe VI de una farola y consumar su diabólico sueño, traer una República de catetos, gañanes y ladrones donde la censura sea un placer y aquel oxidado eslogan comunista: “Entregarnos vuestra conciencia y os haremos libres”, la moneda de cambio. Viendo lo que se les viene encima, protestan los patronos y protestan los obreros. Todos hablan de ruina inevitable.

Dos inmisericordes tragedias asolan nuestras vidas. El coronavirus que, antes o después, contará con una vacuna redentora. Y ese par de vendedores de feria, el maniquí y el partisano de Galapagar que le sorbe el poco seso que tiene, fatuos ambos, muy mentirosos los dos, vagos ineficaces que nos fríen a impuestos, sin solucionar problema ninguno, complicando absolutamente todo, para los que no hay cura que valga porque ni la insensatez, ni la egolatría, tienen arreglo.

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