La cobardía moral de Teresa Ribera

Teresa Ribera

Resulta un supremo ejercicio de hipocresía y de cobardía moral que Teresa Ribera, ex ministra de Transición Ecológica y, en parte, responsable de las devastadoras consecuencias de la DANA, se presente ahora como la salvadora de Valencia durante un acto de homenaje a las víctimas convocado por los socialistas europeos en la capital belga. Es el colmo del cinismo, porque la comisaria europea no ha pisado Valencia desde la tragedia, quitándose del medio de manera cobarde.

Puesta a borrarse de todo ni siquiera ha estado en la comisión de investigación. Eso sí, ahora va poniéndose medallas, presumiendo de que gracias a ella la UE contribuirá decididamente en las labores de reconstrucción.

Si algo ha quedado claro es que en la rastrera instrumentalización de lo ocurrido hace ahora un año hay personajes que han mostrado una falta absoluta de principios y de sensibilidad, dedicándose desde fuera a esparcir el fango en lugar de colaborar en la reconstrucción de las zonas devastadas. Y en eso Teresa Ribera se lleva la palma, pese a que ha quedado muy claro que la Confederación Hidrográfica del Júcar, dependiente del ministerio de Ribera, no advirtió en ningún momento, pese a contar con los instrumentos precisos, de la que se venía encima.

Y, por si fuera poco, fue la propia Ribera la que impidió que se llevaran a cabo las obras en el barranco del Poyo que hubieran mitigado la tragedia. Ni antes, ni durante ni después Teresa Ribera movió un dedo por Valencia, pero ahora se arroga la condición de figura indispensable  en la rehabilitación de la zona.

La dimisión de Carlos Mazón debería de haber venido acompañada de dimisiones del lado del Gobierno de Sánchez, pero unas fueron encumbradas a la gloria de un puesto de relumbrón comunitario y otros tuvieron que aguantar sobre el terreno y purgar sus errores hasta que humanamente no pudieron más. Así se escribe la historia, siempre siguiendo el relato de la izquierda.

Lo último en Opinión

Últimas noticias