Siempre ha habido clases, entre corruptos, también

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Siempre ha habido clases, entre corruptos, también

Esta es la historia de Ignacio y Beatriz. Beatriz se licenció en Económicas con premio extraordinario, cursó estudios de postgrado en el IESE y en Harvard y se sacó la oposición de técnicos comerciales y economistas del Estado. Ya de funcionaria, tras 10 años en la Comisión Nacional de Mercados y Competencia (CNMC), su presidente quiso nombrarla directora. También el presidente anterior, de la etapa del PSOE, alababa su profesionalidad. Hasta ahí todo iba bien. Pero, ¿qué pasó? Pues que se apellidaba De Guindos; sí, de los De Guindos de toda la vida, era sobrina del entonces ministro. ¡Qué escándalo!, gritaron a coro medios y mediocres que hoy callan sobre Ignacio. Así que Beatriz dijo «paso», y un día duró en el cargo. Tenía dignidad y le sobraba curriculum. Algo menos sobrado de curriculum, y menos aún de dignidad, está nuestro siguiente protagonista: Ignacio. Él no es sobrino de ministro, sino marido de ministra, de Calviño. Es un profesional, según su propio currículum «con amplia experiencia directiva en marketing digital». Si él lo dice, así será. Poco más se sabe y, aparte de buen marido, seguramente será muy competente; aunque dudo que necesario, pues el puesto que le han creado para él no existía antes. En Patrimonio Nacional, que preside quien fuera la mano derecha de su mujer, le han elegido «coordinador de estrategia comercial y marketing»; como se suele decir, por la puerta de atrás, sin luz y taquígrafos y sin contárselo al consejo de administración. Ah, y sin currárselo 10 años dentro del organismo, como la paciente Beatriz.

Y es que siempre ha habido clases para todo. Para pescaitos los de Cádiz, jamón el de bellota, si quiere sufrir hágase del Atleti y para hacer bien el amor hay que viajar a sur, cantaba la Carrá. Y, si lo que quiere es vivir del cuento, mejor con el PSOE, añado yo. La prensa orgánica apenas dirá nada si el mangoneo viene por la izquierda y muchos medios tendrá usted que leer para enterarse de que nuestro gobierno es el number one en opacidad, aunque presuma de transparente: con más de 400 solicitudes de información rechazadas, sólo en los 9 primeros meses de este año, acaba de batir el récord de incumplimiento de la ley de transparencia, superando a cualquier gobierno anterior. Pero es el PSOE, no pasa nada.

Aunque la corrupción progre no trascienda tanto en los medios, puede llegar a los juzgados. Para eso también hay remedio: se cambia la ley para rebajar el delito de malversación, y aquí paz y allá gloria, o aquí Moncloa, y allí independencia. Corruptos freedom. Pero es el PSOE, todo se perdona. Ya ve, que si a usted le va lo ajeno o vivir del cuento. Desde cacique sindical o mequetrefe enchufador, hasta los de cuenta en Suiza o casa en Waterloo, llévese bien con el PSOE. Allí sí que saben «aprovechar el momento». Tras colocarse el marido de la ministra Ribera en la CNMV, la última en aprovechar el momento ha sido la ministra Calviño. Pero es el PSOE, 100 años de honradez.

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