Cierren las ventanas que llega Sánchez

Sánchez ventanas

La pasada semana Pedro Sánchez visitaba el Colegio Mayor Pío XII en la ciudad universitaria de Madrid para asistir a un acto organizado en la Fundación Pablo VI. Unas horas antes, el director general de dicha fundación católica enviaba una carta a los residentes, colegiales y personal de dicho centro universitario en la que se ordenaba/recomendaba «prudencia para evitar tensiones ante la visita presidencial», subrayando que desde los servicios de seguridad de la Presidencia del Gobierno «han tomado las medidas necesarias para identificar a todos los que estamos en el marco de la Institución (…). Por indicación de la Policía se nos ha recomendado que no abramos las ventanas durante el citado espacio de tiempo que permanecerá Pedro Sánchez en el recinto».

Esto ocurrió la pasada semana en España, todavía la cuarta potencia democrática de Europa. Repito, en una nación perteneciente a la Unión Europea.

Si hubiera ocurrido en Corea del Norte, Cuba, Venezuela o Nicaragua lo hubiéramos entendido como normal dentro de las dictaduras que destrozan estos países. No, no. Repito, en España.

¿Cómo llamar a este tic sanchista temeroso y cangulero? ¿Enfermizo? ¿Autoritario? ¿Desquiciado? ¿Todo a la vez? Que los responsables de la Fundación Pablo VI y del Colegio Mayor se prestaran a semejantes coacciones a jóvenes universitarios en pleno siglo XXI dice todo acerca de la posición lewinskyana de la Iglesia Católica ante el poder desatada por un sátrapa.

Del sátrapa poco que añadir que no sepamos y conozcamos. ¿Este es el presidente de un Gobierno progresista? Habrá que carcajearse para no llorar. ¡Menuda deriva que ha tomado el sanchismo en su revalidada nueva etapa de poder! Felipe González, que era un auténtico líder y un socialdemócrata de postín, aguantó a pie firme la reprimenda que un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid le propinaron en su día, ¡con argumentos más fútiles que los que se pueden presentar ante Sánchez para protestar y pedirle que se vaya a paseo.

El director general de la Fundación Pablo VI pasa directamente a engrosar la nómina en la que figura en primer lugar la presidenta del Congreso de los Diputados, el felpudo político batiente más descriptible de la coyuntura hispana.

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