Un chulo en los miércoles del Congreso

Congreso
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

¡De vergüenza ajena! Sería difícil encontrar entre los jefes de gobierno del mundo libre un tipo que se mofe y descaralle más de los representantes de la soberanía popular que este señor llamado Pedro Sánchez.

Con sus desplantes ridículos, con su tendencia natural (convertido ya en costumbre) a despreciar las normas democráticas del parlamentarismo, con una chulería sin causa, con su abuso a responder manzanas traigo cuando se le preguntó a dónde va, el presidente del Gobierno lo único que consigue es que los ciudadanos desprecien las maneras de un Parlamento que debería ser el epicentro de la vida política, como ocurre en el Reino Unido, Francia, Italia, Alemania o los Estados Unidos.

Resulta intolerablemente antidemocráticas esas prácticas sanchistas de reírse de aquellos que le preguntan con toda legitimidad para ejercer el control del Gobierno y para ello les pagamos. Que responda miércoles sí y miércoles también a cosas que nada tienen que ver con lo preguntado, en un ejercicio maniqueo para hacer la oposición a la oposición, describe a todas luces la idea que este inexportable primer ministro tiene del sistema democrático. Luego acusa al resto de ultras, fascistas, franquistas… Hace falta tener cara dura.

Lleva ya siete largos años conduciéndose de tal guisa. Quizá la oposición debería plantearse un boicot en forma de silencio y plantear el tema ante las instancias comunitarias. No sé, hacer algo en cualquier caso.

No es fácil desenmascarar a un trilero político en ejercicio y grado sumo. Entre otras razones, porque cuenta con el poder y tiene en sus manos un partido y un Gobierno que andan genuflexos a lo que mande el gran hacedor de sus vidas y poltronas.

Quizá fuera la ocasión para replantearse el futuro de un Parlamento que agoniza fagocitado en toda su extensión por el poder ejecutivo y que en el mejor de los casos no responde con justeza al ideal democrático y tampoco al cuantioso dinero que los contribuyentes ponen en manos de sus excelsas señorías.

¡Así, no!

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