Chinches, letrinas infectas y sin ventilación: así malvive la élite de la Guardia Civil

chinches Máslaska

Para Fernando Grande-Marlaska el hecho de que en la Guardia Civil haya unidades de élite -los agentes de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS)- no es motivo para tratarles de una manera distinta a la del resto de agentes, de modo que ha optado por no establecer distinciones, algo muy justo e igualitario. Así que todos son tratados de manera indigna, obligados a dormir en barracones con chinches o hacer guardias en garitas sin luz del tamaño de la caseta de un perro.

Como es natural, los GRS, a través de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), han denunciado que «están sometidos a una alta exigencia física y técnica, pero la calidad de su instrucción y su bienestar se ve comprometida por las condiciones de estos alojamientos».

Y reclaman, como también es natural, «que el reconocimiento real al esfuerzo y sacrificio de estos profesionales debe traducirse en hechos, comenzando por garantizar condiciones de vida y descanso acordes con la dignidad y el nivel de compromiso que exige el servicio público que prestan». El problema es que está reclamación del sindicato mayoritario de la Benemérita le entra a Marlaska por un oído y le sale por el otro. Peor aún: cuanto más se quejan, peor trato reciben.

Desde hace tres años, los GRS tienen que hacer unas prácticas de tres semanas de duración, que realizan de forma escalonada a lo largo del año, en grupos de entre un centenar y 200 agentes.

Primero se les despliega durante una semana a cuarteles militares ubicados a lo largo y ancho del territorio nacional para realizarlas, mientras que las siguientes dos semanas las hacen en su cuartel de destino.

Las naves donde son alojados llevan más de veinte años cerradas, por lo que se encuentran en un estado lamentable, con unas penosas condiciones higiénicas que incluyen hasta plagas de chinches. Además, en vez de los sanitarios comunes hay letrinas, por lo que se ven obligados a hacer sus necesidades de pie. Ésta es la manera que Marlaska trata a la élite de la Guardia Civil. El trato al resto del Cuerpo es perfectamente imaginable.

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