Censura pura y dura

Censura pura y dura

El manifiesto firmado por varios centenares de periodistas españoles cuestionando el «filtrado» de la secretaría de Estado de Comunicación durante las ruedas de prensa de la crisis del coronavirus no es una reivindicación corporativa, sino una defensa del derecho a la información recogido en la Constitución española. La información no puede estar confinada ni en cuarentena, sino que en situaciones excepcionales como la que estamos debe erigirse en un elemento vital de la democracia.

Lo que está haciendo el Ejecutivo socialcomunista no tiene precedentes en ningún país desarrollado y es propio de regímenes totalitarios, pues el procedimiento diseñado por el Gobierno es una forma de censura encubierta. El estado de alarma no faculta al poder ejecutivo para maniatar la información, sino que, precisamente, es en estos momentos cuando el derecho constitucional a informar y ser informado tiene que garantizarse sin ningún tipo de velo o cortapisa.

Después de que centenares de periodistas cuestionaran las formas empleadas por el Ejecutivo, el secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, respondió de la peor forma posible. Ni una sola de las preguntas hechas por los medios que firmaron el manifiesto fueron  planteadas durante la rueda de prensa, entre ellas la siguiente: «¿Está considerando el Gobierno cambiar el sistema de las ruedas de prensa para atender a la reclamación de profesionales de los medios de comunicación?».  Ni caso. Encima, con recochineo. Eso sí, Oliver dice estar abierto a cualquier propuesta de los medios para cambiar el formato.

Lo que está ocurriendo es muy grave, porque el Ejecutivo socialcomunista está practicando, bajo la apariencia de un formato «obligado» por la situación, una censura pura y dura. Ese «filtro» impuesto por el Gobierno pretende, simple y llanamente, limitar el derecho a la información para controlar a los medios de comunicación críticos con el Ejecutivo. La clásica respuesta de los regímenes que aprovechando  «circunstancias excepcionales» arremeten contra la libertad de prensa.

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