Cataluña: desconexión desconectada
El sentimiento y el bolsillo suelen viajar en distintos vagones. Por eso, ante los peligros que entraña el próximo referéndum ilegal del 1 de octubre, los impulsores del independentismo catalán prefieren no dar la cara, que es lo mismo que desconectar la desconexión. Uno puede hablar de «patria catalana», de «amor» al terruño, incluso de deliberada enajenación separatista, pero si el Gobierno decide ajustarle las tuercas a la ilegalidad, entonces, los pasos adelante se convierten en pasos hacia atrás y la valentía queda reducida a un residuo molesto y peligroso.
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