Ayusomanía inteligible
De unos meses a esta parte, se ha ido generando una verdadera Ayusomanía. La respuesta alternativa a la pandemia desarrollada por el gobierno regional de Madrid ha suscitado unos niveles de adhesión incomparables. Por mucho que diga el CIS, Díaz Ayuso está en condiciones de convertirse en la típica líder que cosecha votos «a la persona» en el bando contrario: de las primeras encuestas publicadas, parece que Ayuso capta votos de todas partes, especialmente del desplome de Ciudadanos. Como persona que se para un poco a pensar en medio de los tsunamis políticos, me pregunto estos días ¿es razonable la Ayusomanía? ¿Está justificada?
Si atendemos a los parámetros políticos tradicionales (derecha/izquierda, radicalidad/moderación etc), la Ayusomanía resulta inexplicable. Díaz Ayuso ha logrado generar un perfil mediático de expresiones polémicas y en ocasiones demagógicas. Con razón ha sido tildada de ‘trumpismo’, pues aunque no lo sea de ideas de fondo, es evidente que la estrategia comunicativa es ‘trumpista’. Pero entonces, ¿por qué la apoyan en masa los votantes supuestamente moderados y del centro exquisito de Cs? Por otra parte, no es una líder de los perdedores de la globalización, no invoca el voto de la España cañí, no cuestiona el discurso de la ideología de género, no está contra las autonomías, sino que pretende desmarcar a una, y acepta el marxismo cultural sin rechistar. Pero entonces, ¿por qué cautiva a cierto electorado de Vox? La única razón de su capacidad de concentración del voto antaño repartido entre Cs-PP-Vox es que encarna la forma más consistente de oposición a Sánchez que hay en toda España. Pero por lo demás, no existen razones de fondo.
Las razones de su éxito hay que buscarlas fuera de los parámetros clásicos: creo que pueden encontrarse en la pandemia, y el proceso territorial de España. Sobre lo primero diremos que la gente está harta y, aunque Díaz Ayuso tampoco ha ido tan lejos (podría suprimir el toque de queda, y no lo hace, al tiempo que prohíbe las reuniones en los domicilios), encarna una respuesta al problema que combina salud y economía de modo más satisfactorio para la gente que el de otras comunidades autónomas.
Relacionado con la pandemia, Ayuso ha logrado ubicarse en una de las cuestiones que más voto levantan en este país desde hace tiempo: el conflicto territorial. Y no hablamos aquí de «Madrit vs Catalunya», sino de la España saturada vs. la España vacía: Madrid es hoy el gran agujero negro que deja vacía el resto de Castilla. Mucha gente de la España vacía aborrece Madrid. A eso se debe por ejemplo la respuesta a la pandemia de las dos Castillas respecto a la Comunidad de Madrid, con su cierre perimetral para que no vengan «los madrileños», así como el recelo de todos a la política fiscal de Madrid. Frente a esos ataques, la gente de Madrid, ofendida por el rechazo provinciano, quiere defender el agujero negro con sus defectos y virtudes. Defectos y virtudes que abarcan desde las clásicas diferencias que el PP es incapaz de ofrecer en el resto de España (impuestos bajos, educación libre y bilingüe), hasta las «nuevas libertades» como poder ir de terraceo.
La Ayusomanía, en suma, sólo resulta inteligible si atendemos a la pandemia y a sus efectos en el proceso territorial de la España vacía. Lo que no resulta inteligible es que dos de los principales apoyos de Ayuso sean parte del electorado de Vox y la dirección nacional del PP. A ambos apoyos incomprensibles les dedicaré respectivamente mis dos próximos artículos.