Apple: crisis creativa y futuro en la automoción
A principios de este año hubo rumores de que la empresa que ha marcado una generación con sus Macs, Ipods y los gloriosos Iphone y Ipad estaba buscando entrar en el mercado de los automóviles autónomos. Un rumor que causó furor entre algunos seguidores, pero que no acabó de convencer a los inversores, ya que podía ser otro signo más de decadencia. La noticia no dio el esperado empujón alcista en bolsa y la compañía rápidamente negó el rumor. Desde que Steve Jobs muriera y le sustituyera Tim Cook, la empresa de la manzana básicamente ha estado buscando qué hacer con los 237.000 millones que tienen en caja. Empezaron comprando sus propias acciones, luego dieron un dividendo de algo más del 2% y han estado buscando qué empresas comprar. Las acciones lo han agradecido, ya que Apple ha subido un 130% desde la muerte de Jobs. No obstante, en los últimos resultados trimestrales, la acción cayó a pesar de batir las expectativas y aumentar su posición de efectivo.
Las propias predicciones de la empresa de la manzana para el año siguiente señalaban un estancamiento en las ventas. Según las últimas noticias de Digitime, un periódico sobre el mundo informático en Asia, Apple ha decido bajar su producción del Smartphone debido a la falta de demanda. Ésta va a ser de 5 millones menos de unidades que en 2016, su primer gran declive. Lo cual era previsible siendo las interminables colas en Nueva York para conseguir el nuevo Iphone7 un hecho del pasado.
Ahora nos llegan noticias desde la Administración de Seguridad de Autopistas en Estados Unidos de que Steve Kenner, el director de integridad de productos de Apple, les ha escrito alabando los efectos positivos de la conducción autónoma y de cómo se tiene que dejar sitio y apoyar a nuevos jugadores en esta emergente industria. A menos de que Kenner haya tenido una repentina iluminación sobre la conducción autónoma y lo haya tenido que escribir por impulso, parece bastante claro que Apple quiere competir con Tesla, BMW, Audi, Mercedes, entre otras. Además, la compañía ha reconocido el envío de la carta, confirmando así su interés.
La forma más simple de entrar en este negocio sería comprando Tesla, que vale unos 32.000 millones, lo cual realmente son cacahuetes para Apple. El problema está en que a Elon Musk, actual CEO de Tesla, seguramente no le gustaría mucho la idea. Si el precio es mucho más de 32.000 millones puede que los inversores de Tesla le obligarían a ceder. De todas formas, analizando las predicciones de ventas, Apple debería concentrarse en crear algún producto innovador y sexy como en los antiguos tiempos y no ponerse a competir en una industria donde no tiene experiencia, ni una ventaja competitiva clara. El problema es que la musa de la creatividad no siempre está ahí y puede que se haya desvanecido con Steve Jobs.