Andalucía, ¿conformismo o cambio?

Andalucía, ¿conformismo o cambio?

Susana puede ganar las próximas elecciones y seguir gobernando Andalucía. Una revolución tendría que producirse, nada previsible, para cambiar el Gobierno del PSOE. La oposición del PP no gobernará nunca si no cambia mucho, Podemos (Andalucía Adelante) tampoco, y C’s queda como la única esperanza de cambio posible pero muy lejana. Las políticas aplicadas no han conseguido sacar a Andalucía del vagón de cola de España ni de Europa a pesar de recibir más de 100.000 millones de euros de ayudas europeas. Andalucía es hoy un territorio y una gente marcada por clichés y tópicos falsos que nadie ha sabido desmentir, que nos sitúan a los andaluces como pedigüeños, conformistas y vagos. Las políticas del PSOE, fueran o no socialistas, han fracasado. Una extensa red clientelar de “enchufados” garantiza un buen granero de votos y prácticas corruptas por la falta de alternancia en el Gobierno andaluz.

Ha comenzado el PP la campaña electoral en Andalucía en la puerta de un puticlub, lugar donde el responsable de la fundación de ayuda a parados de la Junta, Faffe, gastó en 6 años más de 30.000 euros de dinero público. Esto serviría para desgastar al rival político en un país de nuestro entorno pero no aquí. Los dirigentes políticos no son creíbles porque usan la corrupción como arma política siempre contra el adversario, nunca denunciándola en sus propias filas.

Susana Díaz es una de esas personas que decide desde muy temprana edad que su profesión será la política. Era muy joven cuando empezó en las juventudes. Ha llegado al penúltimo escalón de su ambición política (el último sería la secretaria general del PSOE nacional y la presidencia del Gobierno de España). Algunos la vimos durante años como la gran esperanza de cambio en ese PSOE andaluz mortecino, sectario, manipulador, engañabobos y corrupto, que lideró Andalucía desde sus orígenes con Plácido Fernández Viagas, el primero, seguido de Rafael Escuredo, Rodríguez de la Borbolla, Chaves o Griñán, hasta la llegada de Susana. Era una socialista “roja y decente”, frase que inmortalizó el director de este diario en un programa de TV y que sigue cerrando hoy los whatssapp de campaña que emite el partido a sus seguidores. El socialismo en las políticas del PSOE nunca existió, desdibujado el rojo en marrón corrupción, sin que Susana haya hecho nada distinto. La decencia política ha brillado por su ausencia porque conseguido el poder nada ha cambiado. Nada ha hecho distinto de sus antecesores. Nada ha mejorado en Andalucía, ni la calidad de vida de su gente, ni hay menos prácticas corruptas, ni hay más trabajo, ni menos pobreza. Andalucía imparable desde hace 40 años en la cola de España. Menos mal que es imparable. No ha cambiado ni una coma para modernizar la administración ni para acabar con las prácticas de la Casta privilegiada, cuyos sueldos y mamandurrias son cualquier cosa menos socialistas.

Andalucía no es distinta al resto de España. Las tarjetas Black de Bankia, las comisiones de Bárcenas y toda la panoplia de casos de corrupción en España tienen su réplica en nuestra tierra en la Formación, Idea, EREs, Faffe, el alcalde de Granada o el presidente de la diputación de Huelva, entre otros muchos, evidenciando la misma podredumbre del sistema político andaluz que la que existe en el PP, PSOE, PDeCAT, PNV, Bildu, IU y otros, y por supuesto en Podemos, que con cinismo, hipocresía y mentiras se han sumado a las prácticas de la Casta privilegiada en un tiempo récord, aunque decían venir a acabar con la misma. Conformismo o Cambio. El 2 de diciembre, la respuesta.

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