Alsasua: el algodón no engaña
Es verdad, C’s, PP y Vox fueron a Alsasua a provocar, a abrir una herida que aún mana sangre —la de la democracia a manos de los asesinos—, a generar crispación y avivar los odios —defender España—, son todos ellos mala gente y deben de ser perseguidos por una justicia popular, por ser esta la más Justa, la otra está repleta de mangarranas engominados y poco sensibles. Es cierto que José Antonio Ortega Lara es un mal bicho que se acerca a quienes le tuvieron en un zulo durante 532 porque se lo merecía y tuvo la suerte de que, la cruel y desalmada panda de asesinos de la Guardia Civil, le obligaron a salir de donde se encontraba tan a gusto. Santiago Abascal es un perro fascista que porta pistola por el sólo hecho de que una padilla de amigos del pueblo le querían enviar a ver a su Dios antes de tiempo, un totalitario que intentaba impedir que le diesen una manita de abrazos y que su pueblo fuera liberado por los valientes cachorros de la asociación de monjas de la caridad que se congregaba en torno a lo que llamaban ETA.
Rivera es un mentecato que merece ser sometido a la turba popular, pues sólo quiere hacerse la foto y crear climas de crispación. De Casado no tengo más que afirmar que es peor que Aznar, que era el diablo con bigote, un personaje de la más baja estofa que sólo es capaz de ganar unas elecciones mediante el engaño, la crispación. Quienes pretenden defender la unidad de España, los símbolos trasnochados de su bandera o la pachanga fachosa de su himno, así como enaltecer esos valores de mierda en los lugares más pacíficos del planeta, véase la serena Euskadi o la apacible Cataluña, que sólo se ven perturbados en sus sosegados espíritus por la presencia de esa caterva de fachas o con la basura de los símbolos españolazos de mierda. Debían de ser ilegalizados para permitir la democracia popular y la libertad del poder omnímodo del Estado y sus dirigentes.
Pues bien, si ser fachoso es defender todos esos valores de unidad, esos símbolos, la democracia, el respeto y la libertad, así como estar del lado de Ortega Lara, Santi, Rivera o Casado, amigo mío, acabas de dar con el más facha y, lo siento por ti, que no lo eres, pues te pierdes lo mejor, te comes la piel y desperdicias la esencia y lo peor es que ni lo ves, ni lo entiendes. Me gustaría que aprendiésemos que democracia no es estar con el delincuente, que no es permitir que cada uno haga lo que quiera, que no es saltarte la Ley cuando no te guste, que no es perseguir al disidente o escupir al que no piensa como tú, que poder defender un Estado pequeño y libre frente a un Estado elefantiásico y regulador no es inaceptable, sino una postura ante la vida tan digna, sino más, que la contraria.
Que no perturba quien defiende la vida, sino el asesino que te impide defenderla. Que no es crispación defender a tu madre, a tu padre, la libertad y la democracia, sino jalear al asesino. Que el diálogo sólo se puede hacer entre iguales y no con delincuentes o golpistas que son los únicos que deben de sufrir el “no es no” de los demócratas. Que la vergüenza y la dignidad no es propiedad de una izquierda que comprende al criminal y criminaliza al demócrata.