El Mundial de Qatar ya es una realidad. El peculiar estadio de Al-Bayt acogió una ceremonia de inauguración donde destacaron los efectos especiales a falta de artistas musicales. Sólo BTS –un grupo koreano que causa furor en Asia– hizo acto de presencia en una ceremonia donde hasta hace no mucho estaba programada la presencia de Shakira y Dua Lipa.

El boicot de ambas artistas no ensombreció una fiesta del fútbol y la aficiones con un gran despliegue de fuegos artificiales, drones y hasta la presencia de un padrino de lujo como el actor Morgan Freeman para dar por inaugurado un Mundial que contó con discursos del Emir de Qatar y del presidente de la FIFA, Gianni Infantino.

El dirigente del fútbol habló en árabe, castellano y hasta inglés para dar el pistoletazo de salida a una cita que vio a los aficionados y aficionadas vestir libremente. Es cierto que sólo hubo a la venta en el campo cerveza sin alcohol, pero en ningún momento existió represión alguno con la afición de Qatar y Ecuador hermánandose en algunos momento del partido.

La ceremonia fue un despliegue de efectos especiales sobre el campo con la aparición final de la Copa del Mundo como guinda del pastel. Mientras tanto, en el cielo, un despliegue de fuegos artificiales en forma de llamaradas dejaban boquiabierto al público de un estadio Al-Bayt en el que no cabía ni un alfiler. Hay que recordar que su decoración evoca a una jaima y nadie puede negar que está más que conseguido el efecto.

60.000 personas contemplaron en el escenario donde España jugará con Alemania el próximo domingo cómo Ecuador arrasaba a una selección de Qatar que tras seis meses concentrados no cumplieron con las expectativas. La ceremonia fue mucho más occidental de lo que muchos se esperaban dejándose notar en las elecciones musicales de un DJ que convirtió el evento en un fiesta prácticamente ibicenca. Qatar arranca el Mundial con ganas de demostrar a Occidente que es un país que se está abriendo al mundo.