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Adiós a una de las cafeterías más míticas de Madrid: cierra sus puertas para siempre y es oficial

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Cafetería Hontanares. (Foto: RedesSociales)
Blanca Espada

Madrid es una de las grandes ciudades en cuanto a oferta gastronómica y también como no de bares y cafeterías. Y lo cierto es que algunos de estos establecimientos se han convertido en algo emblemático de la capital. Llevan décadas abiertas y todos los conocen, por ello cuando se anuncia el cierre de uno de ellos, muchos se entristecen. Y en esta ocasión tenemos que decir adiós a una de las cafeterías más míticas de Madrid, que echa el cierre tras 74 años.

Hontanares, la cafetería que destacaba por su toldo rojo y que fue fundada en 1951 en la calle Sevilla, 3, ha amanecido estos días con un mensaje tan breve como contundente que habrá pillado a más de uno por sorpresa «Esta preciosa aventura termina aquí». Con él se pone punto final a más de setenta años de servir a una clientela fija y a muchos trabajadores que ahora tendrán que buscar otro lugar para disfrutar de de desayuno. Un cierre que no sólo afecta a un negocio, sino a un modo de entender la ciudad. La despedida llega con nostalgia, pero también con una explicación clara. Las dos familias propietarias han decidido emprender caminos distintos, una decisión consensuada que deja atrás una etapa entera del centro de Madrid. Y, como suele ocurrir con los lugares que se quedan en la memoria colectiva, la noticia ha ido acompañada de la tristeza de muchos, de clientes sorprendidos, pero también de un agradecimiento sincero que ha resonado tanto dentro como fuera del local.

Adiós a una de las cafeterías más míticas de Madrid

Desde 1951, Hontanares formó parte del centro de Madrid como si llevara allí desde siempre. No buscaba ser moderna ni reinventarse cada temporada. Su apuesta era otra: un café impecable, una barra limpia y la calidez de quienes saben atender sin prisa y sin artificios. Esa fórmula sencilla funcionó durante décadas, convirtiendo la cafetería en un refugio para artistas, madrugadores, oficinistas y vecinos que encontraban allí un pequeño respiro antes de empezar la jornada.

Adolfo García Salmones, director de Hontanares SL, lo resume con nostalgia tras más de cuarenta años entre cafés y cucharillas: «Era una cafetería que daba muchos cafés. Mucha calidad y ya está». Una filosofía que no necesitaba campañas ni redes sociales (su última publicación en Instagram es de hace más de un año) . Y es que su reputación llegaba sola, gracias a esas clientela fija y a que llevaba tanto tiempo, que si vives en Madrid, seguro que habrás pasado en más de una ocasión por su puerta, y como no, habrás entrado a tomarte un café.

Con entre 700 y 800 operaciones diarias, Hontanares funcionaba como un pequeño reloj gracias a sus 20 empleados a los que muchos van a echar de menos. “Unos empleados magníficos; eso ya no se ve”, comenta el director.

El mensaje de despedida y la decisión del cierre

Pero lo que comenzó con un rumor finalmente se confirmó con un comunicado oficial. El toldo rojo amaneció con una frase que ahora ya forma parte de la historia emocional de la ciudad: «Esta preciosa aventura termina aquí».

El cierre, explican desde la empresa, es fruto de un acuerdo amistoso entre ambas familias propietarias, que tras años de trabajo conjunto han decidido seguir caminos diferentes. No hay conflicto, ni venta traumática, ni cambio brusco. Simplemente se ha llegado al final de una etapa.

Adolfo García Salmones añade que la transición está en manos de una gestora inmobiliaria y que el local no se quedará vacío: lo ocupará una empresa española de reconocido prestigio, seleccionada tras un proceso «cuidadoso»”. Es decir, seguirá siendo hostelero, aunque bajo otro nombre y con otro estilo.

Mientras tanto, se viven días de mudanza, cajas y despedidas. «Hemos visto llorar a muchos clientes al conocer el cierre», confiesa Adolfo. Y no sorprende. En Madrid, algunas cafeterías son toda una institución, tal y como ocurre con algunos restaurantes y el hecho de que se pierdan, implica también el decir adiós a parte del paisaje castizo.de la ciudad.

Pero la cafetería Hontanares nunca se publicitó como local histórico. No lo necesitaba. Su historia hablaba por sí misma, con conexiones familiares con la antigua cafetería de Avenida de América (cerrada por la pandemia en 2020)  y esa manera de hacer las cosas que pasa de generación en generación sin cambiar demasiado.

El comunicado termina con una frase que condensa 70 años de servicio:
«Gracias por haber formado parte de nuestra historia». Y es que una cafetería emblemática no se define sólo por su ubicación o por sus tazas. Se define por lo que deja cuando se produce el cierre. Una tristeza generalizada y una sensación de que nada será igual. A partir de ahora, el número 3 de la calle Sevilla, será ocupado por otro establecimiento, aunque todos saben que la  memoria de Hontanares seguirá siendo parte del Madrid que muchos llevan dentro.

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