Un socio y amigo del alcalde reservó en su nombre la parcela del pelotazo
El alcalde de Galapagar reservó, el 21 de julio de 2014, ante un notario de Torrelodones su parcela de la calle Navatornera por medio de un amigo, aunque los datos de Daniel Pérez Muñoz quedan registrados como el propietario real del terreno: “Mayor de edad, casado en régimen de separación de bienes con I.C.M, abogado, vecino de Galapagar, con domicilio en la calle M….”.
Pérez Muñoz en virtud del documento se compromete a adquirir la parcela número 12 que queda delimitada en un plano anexo de la escritura notarial. Para ello, entrega como señal la cantidad de 10.000 euros, que paga en metálico.
El precio final de la parcela queda fijado en 40.000 euros más el 21% del IVA; 6000 euros de los honorarios de la agencia inmobiliaria intermediaria en la compraventa (Gilmar); otros 6000 en concepto de intermediación de los promotores MBQ; y 6000 euros del vallado interior de las parcelas –lo equivalente a las zonas comunes eliminadas–. Más los gastos proporcionales derivados de la segregación de la parcela hasta conseguir la individualidad jurídica en el registro (notaría, registro e impuestos).
Ganó 250 metros de suelo útil
En el caso de que no se formalice la adquisición por la renuncia del comprador, el dinero entregado en metálico a modo de señal quedaría en poder de los promotores.
Lo más importante del escrito de reserva es el anexo con un plano de la parcela. En el caso del alcalde, la número 12. En una foto aérea del terreno destaca en color rojo el trazado urbanístico de la parcela y se puede apreciar cómo en aquella fecha el alcalde aún no había conseguido que la promotora desistiera de proyecto de reurbanización con las zonas comunes.
En ese espacio comunitario se puede apreciar cómo la parcela del alcalde es mucho más pequeña –252 metros cuadrados menos– y cómo se puede acceder a ella por una calle interior, en la urbanización. Frente a la parcela del alcalde también destaca una zona donde los promotores tenían pensado levantar una pista de pádel y un pequeño jardín.
Pero todo ello quedó en un simple proyecto, porque el alcalde presionó desde el Ayuntamiento para que su parcela, a la que pensaba darle un pase, llegara a los 867 metros cuadrados. Algo que, sin duda alguna, elevaría su precio cuando la pusiera a la venta.
Como así sucedió. Cuatro años después, en noviembre de 2018, el alcalde la vendió por el doble pegando un pelotazo de 60.000 euros.