El ‘Pequeño Nicolás’ de los Mossos: un estudiante de 18 años se hizo pasar por «reclutador» del CNI catalán

CESICAT
Xavier Térmens actualmente tiene 22 años.

Los documentos que los Mossos d’Esquadra intentaron destruir en la incineradora de Sant Adrià de Besòs, pocas horas antes de que entrara en vigor el artículo 155,  acreditan que la Policía autonómica que dirigía Josep Lluís Trapero espió a políticos del PP y Ciudadanos, así como a representantes de Sociedad Civil Catalana (SCC) y otras personalidades opuestas al independentismo.

Pero otros documentos que la Policía Nacional logró rescatar de la incineradora resultan más dudosos. Entre ellos hay un informe en el que un mosso denuncia a sus superiores que un supuesto agente del «CNI catalán», el CESICAT, intentó reclutarle y le preguntó si sería capaz de practicar interrogatorios con torturas.

Según esta denuncia, el mosso acudió en septiembre y octubre de 2014 a tres citas con el supuesto «reclutador» del CESICAT, que se presentó como Xavier Térmens. Uno de estos encuentros se produjo en un «piso franco» de la Generalitat situado en la calle Numancia de Barcelona, cerca de la estación de Sants.

Siempre según la denuncia que los Mossos intentaron destruir en la incineradora, el reclutador le explicó que «su trabajo consistiría en realizar seguimientos a políticos, búsqueda de información mediante herramientas informáticas, hacer escuchas telefónicas a políticos y otras personas de interés que tengan la posibilidad de perjudicar los intereses de la Generalitat de Catalunya».

El «piso franco» era su casa

Todo indica que el mosso que presentó esta denuncia fue víctima de un monumental engaño. Según los datos que ha podido contrastar OKDIARIO, el supuesto «reclutador» del CESICAT, Xavier Térmens Forés, es un joven de 21 años y el citado «piso franco» de la Generalitat situado en la calle Numancia es la casa en la que reside junto a sus padres y su tía.

Cuando sucedieron los hechos, en septiembre de 2014, Xavier Térmens tenía 18 años y estudiaba un grado de Relaciones Laborales en la Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona. Cuando ambos se conocieron, el mosso que denunció los hechos cursaba estudios en la misma universidad.

Según su perfil en una conocida red social, Xavier Térmens Forés realizó prácticas como becario en el departamento de recursos humanos de la compañía aérea Vueling. Entre sus cometidos estaba la «gestión de tripulaciones y seguridad social, dominio del programa de nóminas Meta4, preparación de las elecciones sindicales de la empresa y seguimiento de las demandas con los abogados, así como el soporte en las inspecciones de trabajo». Una enorme responsabilidad, eso sí, para un simple becario.

En la actualidad, trabaja como auxiliar en una empresa de asesoría laboral. Su padre, Francesc Xavier Térmens Coll, ha sido administrador de una empresa comercial y en 2008 accedió a las pruebas convocadas por el Ministerio de Interior para obtener el título de vigilante de seguridad. En cuanto a su madre y su tía –que vivien junto a él en el mismo piso de la calle Numancia– se presentaron el año pasado a las pruebas convocadas por el Ayuntamiento de Barcelona para contratar a auxiliares de biblioteca.

Usar la placa y armas reglamentarias

Ninguno de estos datos parece retratar al «reclutador» del CESICAT que intentó captar a un agente de los Mossos y le preguntó si sería capaz de realizar interrogatorios con torturas como la siguiente: «colocar una toalla empapada de agua en la boca de una persona y continuar echándole agua para tratar de ahogarla».

Según la denuncia que los Mossos intentaron destruir, en el primer encuentro entre ambos el «reclutador» del CESICAT demostró que conocía muchos datos personales sobre el mosso al que abordó: el nombre de su madre y de su ex novia, el gimnasio al que acudía y que tenía una gata. Puesto que ambos estudiaban en la Universitat Pompeu Fabra, no es descabellado pensar que Xavier Térmens obtuvo estos datos de la víctima entre sus compañeros de clase.

Siempre según la denuncia, Térmens ofreció al mosso un sobresueldo de 700 euros al mes en «dinero sin declarar» si accedía a colaborar con el CESICAT y le pidió que siguiera trabajando en la Policía autonómica para poder hacer uso de su placa y su arma reglamentaria. Xavier Térmens llegó a mostrar al mosso un carné plastificado del CESICAT y un borrador del contrato que debía firmar, en el que aparecían los logotipos de la Generalitat y del Departamento de Interior.

El segundo encuentro tuvo lugar en el centro comercial Illa Diagonal de Barcelona. El mosso acudió todavía a una tercera cita, el 12 de octubre de 2014. Esta vez, se encontraron en un Pans&Company, en el que Xavier Térmens le presentó a un compañero, un chico de «unos 19 o 20 años llamado Daniel» (¿un compañero de clase?) que, según le dijo, había sido fichado «por sus conocimientos informáticos y de química» y que trabajaba en la Comisaría de Sant Gervasi.

Interrogatorios con torturas

Según la denuncia, «Daniel explicó cómo fue su acceso a la organización y que entre la primera entrevista y la firma del contrato pasaron cuatro meses y que ahora llevaba temas de seguridad informática».

Desde el Pans&Company, los tres se dirigieron al supuesto «piso franco» de la Generalitat situado en el número 77 de la calle Numancia, donde en realidad reside Xavier Térmens con sus padres y su tía. Fue allí donde el joven informó al mosso de que para hacer su nuevo trabajo «había que utilizar la violencia para conseguir información, haciendo referencia al uso de torturas».

Tras esta tercera cita, el mosso decidió poner los hechos en conocimiento de sus superiores. La Comisaría de Información de los Mossos d’Esquadra recogió su denuncia en un informe, que iba a ser destruido el pasado mes de octubre en la incineradora de Sant Adrià de Besòs.

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