DEMANDA DE CORINNA POR ACOSO

El juez del Tribunal Superior de Londres rechaza la apelación de Juan Carlos I sobre su inmunidad

Juan Carlos I inmunidad
El Rey Juan Carlos I y Corinna Sayn-Wittgenstein.

El juez del Tribunal Superior de Londres, Matthew Nicklin, ha rechazado la apelación de Juan Carlos I sobre su inmunidad en una vista que se ha celebrado esta mañana en la Corte británica. El magistrado dictó hace una semana una sentencia en la que retiraba la inviolabilidad del ex monarca en la denuncia que le presentó Corinna Sayn-Wittgenstein por acoso extremo y seguimiento ilegal. Los representantes legales de don Juan Carlos insisten ante el magistrado en que el Rey emérito «tiene derecho a la inmunidad» y que no están dispuestos a renunciar a ello pero el juez les ha recriminado que «están alargando el procedimiento de manera innecesaria”.

Aun así, los abogados del bufete Clifford Chance han informado al magistrado de que piensan presentar su recurso ante la Corte de Apelación británica. La decisión de Nicklin llega en un día en el que se celebra en Londres una misa en memoria del fallecido príncipe Felipe de Edimburgo, a la que han asistido los Reyes don Felipe y doña Letizia.

Los abogados de Juan Carlos I agotan otra instancia judicial para que prevalezca su inmunidad. Con esa decisión y tras la denegación del recurso de los letrados de Clifford Chance, Juan Carlos I ha perdido en Reino Unido, de momento -hasta que se pronuncie la Corte de Apelación- los beneficios constitucionales de inviolabilidad que disfrutó durante su etapa como monarca y jefe del Estado.

A partir de ahora, podrá ser juzgado como cualquier otro ciudadano. Durante la vista oral en el Tribunal Superior de Londres, el letrado del Rey emérito, Daniel Bethelehem, defendió que su cliente conservaba su inmunidad en dos aspectos: su condición de “soberano” por su título de Rey emérito y la conservación de su condición de miembro de la Casa Real de Felipe VI, junto a la Reina Letizia, las infantas y Doña Sofía.

Pero si, falla la apelación, los letrados de Clifford Chance pretenden repetir la estrategia que ya plantearon los abogados del príncipe Andrés, hijo de Isabel II, en la denuncia de Virginia Roberts -en la actualidad Giuffre-, por abuso sexual cuando tenía 17 años, dentro de la causa contra el multimillonario estadounidense Jeffrey Epstein.

El hijo de la reina de Reino Unido, de 61 años, se refugió en una de las propiedades de su madre para no recibir personalmente la notificación de un tribunal norteamericano. Aquella treta le sirvió de poco porque el magistrado de EEUU estimó que el euque de York no podía escudarse en tales excusas porque había tenido suficientes medios y fórmulas para enterarse de la demanda. Sólo le proporcionó más tiempo para llegar a un acuerdo con la demandante que, finalmente, desistió y retiró la denuncia.

El magistrado norteamericano, ante la obcecación del tercer heredero en la línea sucesoria británica, llegó a declarar: “Esto no es un juego al escondite detrás de los muros de Palacio”.

Juan Carlos I ya no reside en Palacio y mantiene su domicilio fiscal en Abu Dabi. Lo contrario de lo que exigía el magistrado para decretar su inviolabilidad en el Reino Unido. Para la defensa, la sentencia de Nicklin es desacertada.

La segunda solución tampoco les sirve para revocar la sentencia del juez Nicklin. Los expertos legales consultados por OKDIARIO mantienen que parapetarse en la isla Zara Nurai bajo la protección de un régimen seudo-medieval como el de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) sólo le puede servir para ganar tiempo, como hizo en su día el príncipe Andrés.

Juan Carlos I actuaría como otros mandatarios internacionales que han buscado refugio en Abu Dabi u otros emiratos. Es el caso del ex presidente de Afganistán, que fijó su residencia en el Hotel Palace de la capital de los Emiratos Árabes Unidos (EAU).

Juan Carlos I, como invitado de honor del emir Jalifa bin Zayed Al Nahayan, disfruta de un blindaje especial, con la policía y la Justicia de los EAU de su parte, frente a los tribunales británicos, pero sólo le serviría para aplazar la causa. ¿Cómo va a argumentar que no ha recibido la notificación de la demanda y que desconoce su contenido si se ha celebrado un juicio y el proceso lleva abierto desde hace meses?, destacaron en Londres.

La querella de Corinna acusaba a Juan Carlos I de un acoso intensivo y someterla a presión y vigilancia por funcionarios de los servicios secretos españoles. Según la princesa alemana, tras la ruptura sentimental y, sobre todo, tras el accidente de Botsuana en 2012, comenzaron los seguimientos y las amenazas. En un escrito durísimo aseguraba que el demandado había utilizado “a los agentes del Estado español y mercenarios para intimidarla a ella y sus hijos, influir negativamente en sus ex maridos, su hija, su hijo y muchos de sus amigos, alegando que la demandante le había robado y no era de fiar”.

Durante las sesiones en el Tribunal Superior de Londres, el letrado Bethelehem insistió en que el Rey emérito disfrutaba de inmunidad en función de la State Inmunity Act  (Ley de Inmunidad de los Estados) del Reino Unido de 1978. Esa norma reza que los soberanos o jefes de Estado pueden beneficiarse la inmunidad tanto en actos públicos como privados. Ese disfrute abarcaría también a los miembros de la familia real que compartan una misma residencia, en el caso español La Zarzuela. Esa condición, como destaca el juez del Tribunal Superior, no la cumple en la actualidad el ex monarca que reside en la isla Zaya Nurai de Abu Dabi.

Por su parte, el abogado de Corinna, James Lewis, defendió que Juan Carlos I perdió sus privilegios de inmunidad tras su abdicación en junio de 2014 y su retirada de la vida pública cinco años después. El único monarca que conservaría la inmunidad ante los tribunales británicos sería Felipe VI. Sus argumentos coinciden con la propia visión de la Zarzuela.

El equipo jurídico de Corinna emitió una breve nota para valorar lo ocurrido esta mañana: «El Tribunal Superior de Justicia de Inglaterra ha rechazado los más recientes intentos por parte de D. Juan Carlos de frustrar el avance de la denuncia de mi cliente. Mi cliente aprecia las decisiones prácticas del Tribunal Superior de Justicia para la administración del procedimiento y espera sirvan para limitar nuevas demoras en el mismo. D. Juan Carlos ha indicado que solicitará autorización del Tribunal de Apelación para recurrir, pero mi cliente tiene total confianza en la decisión del juez Nicklin y hará frente a tal solicitud cuando corresponda. Hemos avanzado un paso más hacia una vista de los hechos en cuestión.»

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