ANTE LA DEMANDA POR ACOSO

El juicio puede salirle caro a Juan Carlos I: 5 millones con las costas de los abogados de Corinna

juan carlos I
Juan Carlos I.

El juicio en el Tribunal Supremo de Londres le puede salir caro a Juan Carlos I. A los gastos de su defensa del bufete londinense de Clifford Chance, uno de los más caros del mundo, que pueden ascender a más de 2 millones de libras (2,4 millones de euros), habría que sumar las costas de los letrados de Corinna Sayn-Wittgenstein, que se aproximarán a los 3 millones.

Las tarifas de los letrados británicos son astronómicas y, mucho más, las de los profesionales -barrister, abogado en inglés- que se ponen la toga y la peluca para defender a sus clientes en la Corte. La tarifa de uno de los bufetes británicos del conocido como Magic Circle (Linklaters, Clifford Chance y Allen & Overy), con presencia en los países más importantes del mundo, puede ascender a unos 1.300 euros la hora. En cambio, un barrister puede ingresar unos 6.000 euros la hora por la defensa en los tribunales en los casos más mediáticos, como es el del acoso de Juan Carlos I a Corinna Sayn-Wittgenstein.

Sólo la defensa en el Tribunal Superior de Londres durante los días 5 y 6 de diciembre del pasado año le puede costar al Rey emérito unos 200.000 euros, el equivalente a su nómina anual mientras fue Rey. Las cuentas son muy claras: unos 6.000 euros por más de 16 horas de trabajo y por dos abogados, sin calcular los emolumentos de los asistentes.

Tras la sentencia del Tribunal Superior de Londres, y antes de afrontar el proceso por acoso, el magistrado Matthew Nicklin tendrá que resolver si Juan Carlos I deberá pagar las costas de los letrados de su ex compañera sentimental. Los gastos de Corinna Sayn-Wittgenstein son mayores porque ha dedicado más horas y días para construir la demanda civil y encontrar las pruebas que sienten en el banquillo al ex monarca.

El bufete de Clifford Chance, el elegido por Juan Carlos I, con 3.400 empleados y 31 oficinas repartidas en 23 países -incluida España- es uno de los más influyentes del mundo. Sólo en 2020 tuvo unos ingresos de más de 2.000 millones de euros.

Fuentes judiciales británicas comentaron a OKDIARIO que al Rey emérito, además de la demanda por acoso extremo y vigilancia ilegal, se le une el problema de cómo aflorar los fondos de su patrimonio oculto para afrontar el pago de los letrados.

Aparentemente sin fondos

Juan Carlos I, como publicó un medio periodístico español, habría comentado a su círculo de amistades que carecía de fondos para vivir, desde que su hijo, el Rey Felipe VI, le retirara en el verano de 2019 la asignación de la Casa del Rey que se aproximaba a 200.000 euros.

La versión de los allegados de Juan Carlos I sobre su patrimonio no encaja con la valoración que hizo en su día el New York Times sobre la riqueza del ex monarca que, según el diario estadounidense, superaba los 2.000 millones de euros. Tampoco guarda relación con las cuentas bancarias abiertas en Ginebra por su primo Álvaro de Orleans y los testaferros suizos Dante Canonica y Arturo Fasana.

Paradójicamente, las arcas de Don Juan Carlos estaban tan exhaustas que necesitó, supuestamente, la ayuda de sus amigos para poder afrontar una multa de la Agencia Tributaria. Para afrontar su regulación con el fisco, Juan Carlos -ya viviendo en Abu Dabi- contó con la solidaridad de 12 empresarios españoles que depositaron más de cuatro millones en Hacienda. Según ha podido saber OKDIARIO, las 12 personas que prestaron el dinero al Rey emérito fueron investigadas por la Fiscalía por si había alguna responsabilidad penal.

Se desconocen, por tanto, las identidades de las personas que han podido pagar, en nombre de Juan Carlos, la provisión de fondos de los emolumentos del bufete londinense, o se han comprometido a liquidar la factura final cuando concluya el proceso judicial. La política de Clifford Chance elude cualquier comentario sobre sus clientes y, mucho menos, sobre las relaciones contractuales con ellos, según el estudio jurídico británico.

Los sospechosos amigos del Emérito

Según la versión del círculo juancarlista, el ex jefe del Estado tendría que hurgar en los bolsillos de algún jeque de los Emiratos Árabes o de algún amigo millonario para poder saldar su cuenta con Clifford Chance y con los abogados de Corinna.

El Rey emérito siempre ha contado con incondicionales desprendidos, como su primo Álvaro de Orleans, quien pagó más de 8 millones de euros, según su versión, por los contratos de los jets de Air Partner. Esos vuelos privados fueron utilizados, exclusivamente, por Don Juan Carlos para viajar por todo el mundo, antes y después de su abdicación en 2014. Esa fue la causa por la que el ex monarca se vio obligado a abonar a la Agencia Tributaria más de 4 millones por los pagos en especie entre 2009 y 2018, dinero que obtuvo de la Fundación Zagatka.

Otro amigo del Rey Juan Carlos, el empresario mexicano Allen Sanginés-Krause, le facilitó una serie de tarjetas blacks para pagar sus gastos personales y de sus familiares en todo el mundo. Por ello, Juan Carlos I tuvo que depositar en las arcas de Hacienda casi 700.000 euros por el uso de las tarjetas de crédito opacas.

Un experto en blanqueo de dinero de la Agencia Tributaria manifestó a OKDIARIO que, cuando uno no quiere aflorar el dinero que tiene depositado a nombre de fundaciones o en cuentas opacas, acude a ese tipo de operaciones: un amigo de confianza abona el montante de la factura y, después, percibe el dinero en metálico o por medio de una transferencia de una cuenta secreta de una offshore de un paraíso fiscal.

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