El primogénito del clan Pujol justificó el desvío de fondos con el cobro de comisiones por ¡llamadas!
El informa de la UDEF que ha llevado a Jordi Pujol Jr. a la cárcel recoge cómo el hijo mayor de Jordi Pujol Soley cobraba comisiones millonarias por hacer gestiones que se reducían únicamente a llamadas telefónicas.
La Policía detallaba las facturas emitidas por Iniciatives Marketing I Inversions a las empresas a las que supuestamente asesoraba en los temas más variopintos, desde gestiones inmobiliarias, negocios petroleros, plantas solares o la compraventa de participaciones en sociedades mercantiles.
La validez de estas facturas fue puesta en cuestión inmediatamente por la UDEF, que no creía que Pujol fuera experto en tantas materias. A eso había que añadir las sospechas por las propias labores de asesoramiento como, por ejemplo, por el hecho de que una simple llamada no requería de una estructura societaria detrás. Tampoco se aportaron pruebas que demostraran que los trabajos se hubieran realizado, no existían correos electrónicos ni cualquier otra prueba documental. Y, por último, los responsables de las propias empresas fueron incapaces de determinar con quién hablaba Pujol para conseguir los contratos.
El documento elaborado por la Unidad de Delincuencia Económica y Financiera reconocía también que existían errores de bulto que hacían sospechar de las irregularidades. Pone como ejemplo el caso de la venta una finca en Hospitalet en la que aparecen mal los datos registrales de la propiedad. «No eran de recibo, cuando se supone que debes conocer con cierta minuciosidad los activos sobre los que negocias dados los importes que obtienen como provecho personal», aseguraban fuentes de la investigación.
Los suegros cobraban las comisiones
La información recabada por la UDEF arrojó datos curiosos sobre la forma de proceder de la familia Pujol. La documentación entregada al juez Ruz recogía el testimonio de los propietarios de una inmobiliaria que señalaban que el suegro de Jordi Jr., Ramón Gironés, se presentó un día en las oficinas para exigir el 3% de un negocios que se había cerrado en 30 millones de euros.
La sorpresa de los directivos de la firma fue mayúscula y respondieron, en un primer momento, con una negativa al no tener constancia de ningún tipo de gestión por parte de Pujol. Para calmar a Gironés los dueños de la inmobiliaria decidieron finalmente entregar el 1% de la operación al suegro de Pujol.