Reino Unido deja de compartir información con EEUU tras la filtración de fotografías de la bomba
Los jefes de la Policía británica han advertido este miércoles de que la pérdida de confianza «entre socios» internacionales puede socavar la investigación en torno al ataque perpetrado el lunes por la noche en el Manchester Arena, en el que murieron 22 personas y más de 50 resultaron heridas.
La Policía ha respondido así a las filtraciones de determinados datos publicadas en medios de Estados Unidos, entre ellos The New York Times, que ha publicado unas imágenes tomadas en el lugar del atentado que muestran la mochila del presunto terrorista suicida.
«Valoramos enormemente las importantes relaciones que tenemos con nuestra Inteligencia, con las fuerzas de seguridad y con los socios de seguridad de todo el mundo», ha señalado un portavoz del consejo de jefes de la Policía Nacional.
El portavoz ha subrayado que este tipo de relaciones permiten «colaborar y compartir información privilegiada y sensible» que, a su vez, les permite «derrotar al terrorismo y proteger a la sociedad, tanto en sus lugares de origen como en el exterior».
«Los primeros informes salieron de EEUU»
Sin embargo, ha advertido de que cuando se pierde esa confianza «se socavan estas relaciones» y se pueden poner en peligro tanto las investigaciones como la confianza de las víctimas, los testigos y sus familiares.
«Esta daño es mayor aún si se trata de publicación no autorizada de posibles pruebas en medio de una gran investigación antiterrorista», ha criticado.
También el alcalde de Manchester, Andy Burnham, ha expresado su preocupación por las filtraciones de determinados detalles de la investigación.
En declaraciones a la BBC, Burnham ha explicado que esta situación le preocupa porque el lunes por la noche acordó con el que jefe de Policía que se mantendría «una perspectiva cauta» a la hora de dar públicamente información, con el objetivo de evitar «comprometer» la investigación.
«Y sin embargo, los primeros informes salieron de Estados Unidos», ha lamentado. Cuando las autoridades británicas aún no habían confirmado el carácter terrorista del ataque, que tuvo lugar al término de un concierto de la estrella del pop Ariana Grande en el pabellón Manchester Arena, dos fuentes estadounidenses ya habían asegurado que se trataba de un atentado perpetrado por un terrorista suicida.