Invasión rusa de Ucrania

¿Matar a Putin?: los expertos explican por qué sería una misión suicida y prácticamente imposible

Matar a Putin
Vladimir Putin.
Pelayo Barro

¿Es posible asesinar a Vladímir Putin para terminar con su invasión a Ucrania y su desafío nuclear a Occidente? Esa pregunta se ha planteado en multitud de ocasiones en las últimas semanas, desde un senador norteamericano hasta un magnate ruso que ha ofrecido un millón de dólares por su cabeza. Sin embargo, lejos de las especulaciones y fantasías casi sacadas del cine, lo cierto es que expertos en esta materia asumen que una misión de ese tipo es imposible o prácticamente imposible, además de suicida. Ni acercándose a él y disparándole, envenenándole o incluso con un ataque aéreo. Es una de las personas más blindadas del mundo, en parte por su obsesión por su propia seguridad que ha cultivado siguiendo los consejos que le dio el dictador cubano Fidel Castro.

Cada vez son más las voces que ponen sobre la mesa la posibilidad de liquidar a Putin, quien ha asumido personalmente la responsabilidad de la invasión a Ucrania. Sin embargo, la realidad es que el presidente Putin es prácticamente inalcanzable. Su pasado como agente del KGB y posterior director del FSB, el servicio secreto postsoviético, le ha convertido en un auténtico experto en sobrevivir a cualquier asesinato.

A tiros

El principal método para cometer un magnicidio en tiempos modernos ha sido el disparo con arma de fuego. Por ejemplo, mediante un ataque a corta distancia, como el intento de asesinar al Papa Juan Pablo II por parte del turco Alí Agca o la muerte del Robert F. Kennedy en 1968. O desde lejos, con disparos de uno tirador -o varios-, como el caso de John F. Kennedy en 1963.

En el caso de Putin, sin embargo, el blindaje absoluto al que está sometido hacen prácticamente imposible acercarse a él. «Su equipo de seguridad forma círculos a su alrededor que nadie puede traspasar», explica a OKDIARIO un ex miembro de operaciones especiales español que ahora codirige una empresa privada de protección de VIPS.

«Los escoltas solemos manejar una lista de personas y rostros que pueden acercarse al VIP en un determinado acto. Si no estás en esa lista mental, te cortan el paso. Esto los rusos lo llevan al extremo, es imposible que un desconocido se acerque a Putin y mucho menos con intención hostil. Imposible y suicida». Por si fuera poco, los escoltas de Putin también van equipados con armas semiautomáticas y con los famosos maletines blindados, capaces de desplegar en cuestión de segundos una cortina antibalas frente al presidente ruso.

La escolta de Putin.
La escolta de Putin.

De lejos, prácticamente inalcanzable. Putin realiza pocos actos en el exterior, y cuando esto ocurre, su equipo prepara el terreno durante los meses previos. Se analiza quién ocupa cada vivienda circundante, se colocan todo tipo de sistemas de vigilancia e inhibidores y se disponen francotiradores que cubran cualquier posible amenaza.

Veneno

Otro de los métodos clásicos con el que se han llevado a cabo grandes magnicidios en la historia ha sido el envenenamiento. Una técnica que el Kremlin ha cultivado en las últimas décadas: sus servicios secretos han recurrido a sustancias como el Polonio-210. Sus víctimas se cuentan por decenas, como el opositor Alekséi Navalni o el ex agente de inteligencia ruso Aleksandr Litvinenko, fallecido en Londres en 2006. La maestría en el uso de esa técnica hace muy improbable que el propio Putin sea víctima de ella. Antaño, la KGB se especializó en liquidar a enemigos mediante el pinchazo de ricino con un paraguas.

Por otra parte, un posible envenenamiento de su comida o agua no parece factible: en su equipo de seguridad hay especialistas en detectar todo tipo de manipulación química de los alimentos.

Ataque aéreo

Una vía que podría ser eficaz a la hora de acabar con el líder ruso, en caso de que algún país se atreviese a cruzar esa línea roja o una facción rebelde de su propio ejército, sería el ataque aéreo. Sin embargo, Putin también está blindado por aire.

Tanto en su cuartel general del Kremlin como en las residencias habituales en las que suele vivir Putin -como su casa de Sochi- están protegidas con un paraguas antiaéreo de misiles antiaéreos Pantsir-S1.

De hecho, el Kremlin es consciente de la amenaza aérea que se puede cernir sobre el presidente Putin y que también puede llegar en forma de dron. En 2021, las fuerzas armadas rusas adquirieron un nuevo modelo de ese Pantsir-S1 diseñado para derribar cualquier amenaza de aparatos no tripulados.

Además, uno de las principales fabricantes rusos de armas, Rosoboronexport, ha desarrollado para el Kremlin un rifle electromagnético de reducido peso capaz de tumbar cualquier dron desde larga distancia. Los equipos de seguridad de Putin ya usan modelos parecidos de estos rifles, como el LOKMAR Stupor.

Rifle antidrones desarrollado por Rusia.
Rifle antidrones desarrollado por Rusia.

Incluso ante posibles ataques de drones estratégicos, como los que Estados Unidos ha utilizado en Oriente Medio y Asia Central en su guerra contra el terrorismo, Rusia ha desarrollado protecciones efectivas. Lo demostró en 2018, cuando sus tropas desplegadas en Siria consiguieron bloquear la señal de los drones norteamericanos provocando su mal funcionamiento.

Los consejos de Castro a Putin

Hasta cinco veces se ha intentado matar a Putin. O al menos esas son las que admite el propio presidente ruso. Posiblemente, la lista sea más larga, pero seguro que quedan lejos de los 638 intentos de acabar con Castro que contabilizó el servicio secreto cubano, que los atribuye en su gran mayoría a la CIA.

De hecho, fue el propio Fidel Castro quien le dio una lección a Putin, durante una encuentro personal de ambos líderes, sobre cómo sobrevivir a cualquier intento de asesinato. Fue el ruso quien reveló esa conversación al cineasta estadounidense Oliver Stone, que en 2017 publicó una larga entrevista con el líder del Kremlin.

“¿Sabes por qué sigo vivo? Porque siempre he sido el único que se ha ocupado de mi seguridad personal”, le dijo Castro a Putin. No dejar en manos de terceras personas la responsabilidad de autoprotegerse. Ni siquiera de seleccionar a quienes forman su círculo más próximo, que son «de mi total confianza», explica Putin a Stone.  Después se produce un enigmático diálogo:

Stone: «Siempre la primera forma de asesinato -de un líder- es infiltrarse en su círculo de seguridad personal».

Putin: «En Rusia hay un dicho que dice que aquellos que están destinados a ser colgados, no mueren ahogados».

Stone: «¿Y cuál es su destino, lo sabe?

Putin: «Sólo Dios lo sabe, el suyo y el mío».

Stone: «Morir en la cama, espero».

Putin: «Un día nos pasará a todos y cada uno de nosotros. La cuestión es qué habremos logrado cuando llegue ese momento de abandonar este mundo».

El más protegido del mundo

Con todo esto, Putin está considerado como el líder más protegido del mundo. Incluso más aún que el propio presidente de los Estados Unidos. Se calcula que más de dos centenares de funcionarios rusos se dedican exclusivamente a la seguridad personal del presidente ruso. Desde guardaespaldas hasta técnicos informáticos e ingenieros.

De hecho, la seguridad presidencial de Vladímir Putin es una cuestión de estado. La legislación rusa permite al equipo de seguridad del presidente saltarse cualquier limitación que establezcan las leyes: instalar escuchas, acceder a viviendas, incautar vehículos. Todo está permitido si es la vida de Putin la que hay que salvaguardar.

«La élite de la élite»

Otra de las opciones que se ha puesto sobre la mesa en las últimas semanas pasa por que Putin sea liquidado por alguien de ese círculo íntimo de seguridad. Esa guardia pretoriana que acompaña día y noche al presidente ruso y a algunos miembros de su familia.

Esos equipos «son la élite dentro de la élite. Son agentes seleccionados del FSB, el heredero de la KGB en la que creció Putin. Dicen que él mismo los selecciona», explica a OKDIARIO este ex militar experto en la protección de altos dirigentes. El actual presidente alcanzó la dirección del FSB en los años 90, cuando el servicio de inteligencia pasaba por una profunda transición para adaptarse a los tiempos postsoviéticos.

«Putin conoce en profundidad cómo funciona el FSB y cómo operan sus agentes. Sabe cómo elegir a los agentes más fiables, no depende de que nadie le diga ‘oye confía en este o en este otro’. Es una deformación profesional».

Reemplazados al cumplir los 35

Lejos de la imagen de portentos físicos en los que se podría pensar cuando se imagina a un guardaespaldas de Putin, lo cierto es que los requisitos oficiales para formar parte de ese selector grupo exigen una altura mínima de 1.75 centímetros y un peso entre 75 y 90 kilogramos. Al cumplir los 35 años de edad son reemplazados.

En las últimas semanas, se ha vuelto a popularizar un vídeo que se grabó hace tres años, cuando el boxeador irlandés Conor McGregor conoció en persona a Putin, un gran aficionado a las artes marciales. El conocido carácter desafiante de McGregor chocó con la seriedad de la escolta de Putin: le puso un brazo por encima del hombro al presidente ruso para hacerse una foto, pero lo retiró rápidamente cuando uno de los guardaespaldas le llamó discretamente la atención. Su cara era un poema.

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