Las matanzas en Siria desatan la violencia con la mayor escalada del siglo y más de 1.000 muertos

Los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad gubernamentales y los leales a Bashar al Assad han desatado la mayor ola de violencia en Siria desde que el dictador huyó del país después de que los insurgentes se hicieran con el poder, el pasado 8 de diciembre. Las matanzas a modo de revancha han provocado la que es, a la vez, la mayor escalada de violencia del siglo, con más de 1.000 muertos desde el jueves.

La mayoría de los asesinados son civiles que han muerto en tiroteos a corta distancia, cerca de 750, mientras que el resto son militantes de grupos armados partidarios de Bashar al Assad (150) y miembros de las fuerzas de seguridad gubernamentales (125). Son cifras aportadas por el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Reino Unido.

Las ejecuciones y la violencia no son los únicos problemas a los que se está enfrentando la población siria, sometida a cortes de electricidad y agua potable, principalmente en zonas amplias que se encuentran alrededor de la ciudad costera de Latakia.

Éste es el mayor desafío del nuevo Gobierno que tomó el mando hace tres meses, cuando el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS) se hizo con Damasco y Al Assad huyó. El dictador fue derrocado tras una ofensiva relámpago de 11 días y encontró asilo en Rusia. Precisamente la falta de apoyo del Kremlin, aliado histórico de Siria, fue lo que aceleró la caída de Al Assad. El país pasó de estar gobernado por un dictador a caer en las manos de los islamistas, que organizaron una ofensiva sorpresa para acabar con cinco décadas de mandato de la familia Assad y 24 años del último de ellos. Las raíces de HTS proceden del Frente Al Nusra, ex filial de Al Qaeda en Siria.

Ahora, el Gobierno asegura que está respondiendo a ataques de remanentes de las fuerzas de Assad y ha responsabilizado de la violencia desenfrenada a sujetos que llevan a cabo «acciones individuales».

Alauitas, base de apoyo de Al Assad

Las venganzas que han golpeado al HTS se iniciaron el viernes, cuando pistoleros suníes leales al Gobierno atacaron a miembros de los alauitas, la rama del islam chií. Esta minoría (supone un 10% de la población siria) constituyó gran parte de la base de apoyo de Assad durante décadas, y dominó instituciones como el Ejército. Muchos de ellos se han movilizado hasta el aeropuerto para pedir ayuda a Rusia.

La masacre actual tiene su origen en el pasado jueves, día en el que insurgentes alauitas atacaron alas fuerzas de seguridad en la localidad de Jableh. Ahora, indica el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, se están dando «combates callejeros» y las fuerzas de seguridad «siguen persiguiendo y peinando» las zonas donde se esconden los remanentes de Al Asad. El mayor miedo ahora es que se desate una guerra civil.

إنني أشعر بصدمة بالغة إزاء الضحايا الكثيرة في المناطق الغربية من سوريا وأدعو الجميع إلى السعي إلى إيجاد حلول سلمية ووحدة وطنية وحوار سياسي شامل وعدالة انتقالية. يتعين علينا أن نخرج من دوامة العنف والكراهية. #ألمانيا مستعدة للمساعدة حيثما نستطيع. pic.twitter.com/qYBGcSnn0x

— Stefan Schneck (@GERonSyria) March 7, 2025