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La ONU pide «custodiar pruebas» para juzgar a los responsables de la represión de Al Assad en Siria

El Alto Comisionado para los Derechos Humanos insta a juzgar "décadas de brutal represión" tras la caída de Bashar Al Assad

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Grupos armados toman el control de Damasco, en Siria. (FOTO: E.P.)
Paula M. Gonzálvez

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos se ha mostrado dispuesto a juzgar a los responsables de «décadas de brutal represión» de la dinastía Al Assad en Siria, tras la caída del régimen dictatorial de Bashar Al Assad en Damasco. El dictador fue derrocado en la madrugada de este domingo, con la entrada de los rebeldes en la capital, y se encuentra con su familia en Rusia.

Después de 13 años de guerra civil y 50 años de una dinastía familiar que impuso su dictadura, Volker Turk, jefe de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, ha instado a trabajar por una «transición política», sin dejar atrás la rendición de cuentas para investigar y juzgar a los responsables de violar derechos y libertades. El dictador Bashar Al Assad ha sido conocido especialmente por su represión: masacrar y gasear a la población.

Por ello, y ante la incertidumbre del futuro político, Volker Turk ha pedido la custodia de cualquier prueba que pueda servir para futuros juicios y pasos para desmantelar el legado del régimen. En cuanto al brazo represor de la dinastía Al Assad, «la reforma del aparato de seguridad será clave», ha indicado. Todo ello sin olvidar que aún persisten los enfrentamientos en muchas zonas de Siria, por lo que es «imperativo» el respeto a los Derechos Humanos «en todas partes», así como prestar especial atención a la protección de las minorías y a evitar cualquier posible acto de «venganza».

El conflicto de estos últimos 13 años en Siria ha dejado cientos de miles de muertos, más de 100.000 desaparecidos y cerca de 14 millones de desplazados y refugiados -en su mayoría, obligados a huir de sus casas «en las circunstancias más atroces»-, según las cifras aportadas por el Comisionado de la ONU.

Bashar al Assad llevaba en el poder desde el año 2000. Sucedió a su padre, su padre, Hafez Al Assad, que gobernó el país durante 29 años (1971-2000) de manera similar a la de su hijo. La guerra civil en Siria arrancó en 2011 a raíz de la dura represión estatal contra las protestas pacíficas prodemocracia con las que se intentó derrocar a Al Assad. Tras años de estancamiento, el conflicto armado experimentó un cambió de rumbo con la toma de los pueblos y ciudades por parte de las fuerzas rebeldes.

Las fuerzas rebeldes sirias, dirigidas por el grupo islamista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), culminaron su acelerado avance por todo el país con su entrada en Damasco. A pesar de que Abu Mohamed al Jolani, líder de HTS (Organismo de Liberación del Levante en castellano), ha prometido a la población establecer un gobierno de transición hasta que se celebren elecciones, crear un ejecutivo que incluya a kurdos, cristianos y alauitas, respetar a las minorías y no ejercer la represión y mantener la paz en la frontera sur con Israel, el futuro de Siria es incierto. Cabe recordar que el grupo de Al Jolani estuvo vinculado con Al Qaeda hasta 2016, razón por la que sus verdaderas intenciones generan dudas.

El caos se ha desatado en Siria. Mientras que los ciudadanos celebran la liberación, el Ejército ha abandonado el país de manera desordenada y se han disparado los saqueos y la violencia.

Por su parte, Hadi al Bahra, el principal líder opositor de Siria en el exilio desde 2011, entiende que el país debería tener un periodo de transición de 18 meses para establecer «un ambiente seguro, neutral y tranquilo» que garantice la celebración de elecciones libres.

Las circunstancias geopolíticas han favorecido que el derrocamiento de Al Assad se precipite, dado que sus principales aliados internacionales se encuentran inmersos en sus propias guerras: Hezbolá, Irán y Rusia. A eso se suma la situación del Ejército sirio, desmoralizado por el agotamiento y las malas condiciones, lo que llevó a muchos soldados a desertar.

Ahora, el miedo está en que el poder caiga en manos de grupos rebeldes. Siria es un país plural en cuanto a etnias e, incluso, interpretaciones del Islam. El problema es qué autoridad será la encargada de negociar la transición de poder, mientras que otros grupos llaman a la moderación sin inspirar confianza, al tratarse de grupos radicales.

Los grupos armados que se reparten Siria

Tras la caída de Al Assad, son varios los grupos armados que se reparten Siria en el nuevo escenario:

  • HTS (Hayat Tahrir Al Sham, Organización para la Liberación del Levante), el grupo insurgente más relevante en Siria durante años. Su líder, cuyo nombre real es Ahmed Husein al Shara, combatió en Irak contra las tropas estadounidenses en las filas de Al Qaeda. Ingresó en prisión y, a su salida, regresó a Siria con el mandato de crear una filial de Al Qaeda en el país, el Frente al Nusra, y mantuvo una alianza con Estado Islámico en Irak (ISI) y su entonces líder, Abú Bakr al Baghdadi. HTS ha sido declarada como una organización terrorista por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y Estados Unidos.
  • El Ejército Nacional Sirio (ENS), anteriormente conocido como Ejército Libre Sirio (ELS), una coalición de grupos rebeldes -entre los que destaca el Frente Nacional de Liberación- que se alzaron contra Al Assad tras el estallido de la guerra civil. En 2016 surgió una nueva coalición para respaldar sus ofensivas contra los grupos kurdos.
  • La FDS, una coalición de milicias kurdas, árabes y de otras minorías -incluidos asirios, armenios y turcomanos, entre otros- surgida en 2015 como rama militar de la Administración del Norte y el Este de Siria (AANES), una región autónoma de facto desde 2012.

Además, países como Turquía, Rusia, Irán, Estados Unidos e Israel mantienen su presencia militar en Siria.

«La única salida (a la crisis en Siria) es un proceso político guiado desde dentro que implique el fin de la letanía de sufrimiento, cubra las aspiraciones de todos los sirios y garantice la verdad, la justicia, la reparación, la sanación y la reconciliación», ha sentenciado el jefe de Derechos Humanos de la ONU. Turk aspira a una «participación inclusiva» que debe tener en cuenta especialmente a mujeres y jóvenes.

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