Irak prepara una respuesta a Trump que impediría la entrada de militares de EEUU al país
¿Y si la guerra contra el autodenominado Estado Islámico se viera afectada por el decreto anti inmigración de Donald Trump? Parlamentarios iraquíes han exigido a su Gobierno que impulse una medida recíproca a la lanzada por el nuevo presidente de Estados Unidos, que este fin de semana firmó un decreto que impide la entrada durante 90 días a territorio estadounidense a los nacidos en seis países musulmanes: Irán, Irak, Yemen, Somalia, Sudán y Libia… además de una prohibición indefinida para los sirios. Si finalmente, la Cámara de Bagdad aprueba dicha iniciativa, no podrían entrar en Irak ni siquiera los militares que Washington envía para asesorar e instruir al Ejército iraquí en su lucha contra los terroristas yihadistas.
Por ahora, el ministerio de Relaciones Exteriores iraquí ha pedido este lunes a EEUU que revise su decisión de suspender la entrada de ciudadanos iraquíes a territorio estadounidense, calificándola de «errónea».
El decreto estadounidense ha provocado una reacción vía comunicado del Ministerio iraquí: «Consideramos indispensable que la nueva administración estadounidense reconsidere esta decisión errónea», señala. «Es una desgracia que esta decisión haya sido tomada contra un país aliado, vinculado a Estados Unidos por una asociación estratégica», agrega el ministerio.
El decreto estadounidense «coincide con las victorias obtenidas por los valientes combatientes [iraquíes] con el apoyo de la coalición internacional antiyihadista», dirigida por Washington, contra el terrorismo de Estado Islámico (ISIS) en Mosul, subraya el ministerio.
Las fuerzas iraquíes lanzaron a partir del 17 de octubre una vasta ofensiva para desalojar a los yihadistas del EI de la segunda ciudad de Irak. De hecho, este país es blanco de numerosos atentados yihadistas.
Muchos ciudadanos de los siete países concernidos por la medida de la administración Trump han sido retenidos en los aeropuertos estadounidenses a su llegada, o se les ha impedido embarcar hacia ese destino desde otros países, suscitando vivas protestas y la condena de las organizaciones de defensa de los derechos humanos.
Además, los iraquíes no apreciaron para nada las declaraciones de Trump en las que afirmaba que Estados Unidos tendría que haber robado el petróleo iraquí antes de retirar sus tropas de este país en 2011.