Inmigrantes y refugiados denuncian palizas de los policías de Croacia en la frontera con Bosnia
Inmigrantes y refugiados que esperan en Bosnia a seguir su ruta hacia el centro de Europa han acusado a las fuerzas de seguridad croatas de golpearlos en la frontera y muestran cortes y abrasiones como pruebas de estos supuestos abusos, desmentidos por las autoridades de Croacia.
Muchas de las aproximadamente 5.000 personas que hay acampadas cerca de la frontera cuentan un relato diferente a la versión oficial croata. «Croacia es un gran problema», proclama un grupo de paquistaníes que pasa los días cerca de la ciudad de Bihac y que enseña las pantallas partidas de sus teléfonos móviles.
«Los policías croatas ven a alguien que es árabe, musulmán, y mira lo que pasa», afirma Mohamad, un gazatí de 40 años que muestra golpes en espalda, brazos y rodillas y que no duda en calificar de «racistas» a los agentes. Su objetivo sigue siendo llegar a Italia, donde viven su mujer y su hija.
Behir, de 35 años y procedente de Irán, ha dicho que fue interceptado junto a otras personas cerca de la frontera con Eslovenia y que pasó un día bajo custodia antes de ser deportado. Durante su estancia en Croacia, intentó pedir asilo, pero asegura que no le permitieron rellenar la documentación y que, en cambio, sufrió palizas.
Samir, de Islamabad, quiere llegar a Italia o a España. «Depende de la suerte. Si tenemos suerte, cruzaremos», afirma.
El Ministerio de Interior croata ha negado las acusaciones sobre presunta brutalidad policial y ha asegurado que las fuerzas de seguridad actúan «con respeto a la jurisdicción nacional y a los estándares internacionales». Así, ha atribuido las heridas a peleas entre los propios migrantes.
Pocos datos
Unas 11.000 personas de Oriente Próximo y el Norte de África han llegado este año a territorio bosnio, según los datos oficiales de registro. El cierre de fronteras ordenado por otros países ha convertido a Bosnia en un país de tránsito para quienes huyen principalmente de Afganistán, Irán, Siria y Pakistán.
Aunque las autoridades estiman que el 60% de quienes han entrado este año ya se han ido, aun seguirían llegando «entre 50 y 60 personas» más al día, según una trabajadora de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Amira Hadzimehmedovic. «Es muy, muy difícil ofrecer cifras exactas», ha añadido.