COLOMBIA

El ex terrorista Petro se coloca como un socio preferente de Putin en el avispero chavista iberoamericano

Ni una palabra de condena a la invasión de Ucrania ha salido de boca de Petro

La sombra de Putin planea sobre el golpe del 1-O

Rusia no es comunista… ¡Es peor!

putin petro
Gustavo Petro.

Venezuela, Cuba y el comunismo del siglo XXI son las bisagras encargadas de unir a Rusia con América Latina. Lo que parecía ser hace unos años dos casos aislados de dos países próximos a la Rusia de Putin ha pasado a ser una verdadera comunidad de naciones compuesta por, además de los ya mencionados, Colombia, México, Argentina, Bolivia, Perú, Chile, Nicaragua y, recientemente, Brasil. Lo que les une a todos ellos no es ya una ideología, como fue el comunismo durante la Guerra Fría, sino su actitud antioccidental y todo lo que representan algunas de sus instituciones más destacadas como la OTAN, la UE o el FMI.

Ninguno de los países de la órbita chavista de América Latina tampoco ha apoyado las sanciones de EEUU y la UE contra Rusia. De hecho, sobre la invasión rusa a Ucrania, el presidente colombiano, Gustavo Petro, ha tratado de urdir un plan de negociaciones en el que formarían parte también México, Brasil y Venezuela. En algunas de sus declaraciones, como las que dirigió a la Asamblea General de la ONU a finales de septiembre, ha tratado de colocar a las dos partes en un mismo nivel y los ha animado a «hacer la paz», obviando que hay un país agresor que ha violado la integridad territorial de un tercero a través de la invasión militar.

Posteriormente he echado mano de las clásicas frases huecas y lugares comunes carentes de significado propios de la retórica izquierdista para decir que «sólo en paz podremos salvar la vida en nuestra tierra. No hay paz total, sin justicia social, económica y ambiental». Pero ninguna condena a la agresión rusa.

La reacción de Putin a los pocos días no se hizo esperar: «Colombia es un socio prometedor de Rusia en América Latina con el que estamos interesados en mantener las relaciones de amistad». En ese mismo discurso, Putin manifestó que compartía la visión de Petro expuesta ante la ONU «hacia la intensificación de las relaciones en las esferas del comercio, la energía, la infraestructura, la ciencia y la técnica, la educación y la cultura».

Tras la victoria del ex terrorista colombiano el pasado 19 de junio, el presidente ruso no sólo le felicitó por su victoria electoral, sino que también le manifestó su deseo de estrechar la cooperación bilateral y le deseó «éxitos, buena salud y bienestar». Este tipo de mensajes no los distribuye Rusia a todos los vencedores de unas elecciones en sus respectivos países sino sólo a aquellos que considera relevantes desde un punto de vista estratégico para acotar el aislamiento internacional que sufre tras la invasión a Ucrania.

Origen de la guerra en Ucrania

El presidente colombiano y su homólogo ruso comparten igualmente visión sobre el origen de la guerra en Ucrania. Para el presidente Petro detrás del conflicto en suelo ucraniano «hay un juego de la OTAN que fue propiciando la reacción rusa». En similares términos se expresó hace un año el dirigente del Kremlin cuando defendió la acción militar para salvar al Donbás del nazismo y por la «amenaza obvia» de la OTAN para la seguridad nacional del país.

Otro de los habituales ataques compartidos por Petro y Putin es a la Unión Europea. A juicio del colombiano, la guerra en Ucrania «es también responsabilidad de la UE por demostrar su incapacidad de sustentarse en energías limpias». Aunque la dependencia energética de Rusia y los países de la UE se ha reducido prácticamente a la nada, la guerra no ha concluido y no parece que lo vaya a hacer en el medio plazo.

Apoyos rusos con el ELN

El gobierno de Petro se propuso desde el principio reanudar el diálogo con los terroristas de extrema izquierda del ELN (Ejército de Liberación Nacional nacido en 1964 inspirado en la revolución cubana para convertir a Colombia en un régimen estalinista) que se rompió en 2018.
El gobierno ruso se comprometió a ayudar a Petro en dicho proceso de negociación con los terroristas a pesar de la humillante respuesta recibida por el presidente colombiano tras anunciar a bombo y platillo el pasado 31 de diciembre que habría un alto el fuego durante los primeros seis meses de este año. Los terroristas desmintieron tal acuerdo.

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