La “calma tensa” en el norte de Siria deja nuevos enfrentamientos y saqueos a la población

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Vladimir Putin y Recep Tayyip Erdogan. (Foto: AFP)

A pesar del alto el fuego declarado por Rusia y Turquía en el norte de Siria el pasado 5 de marzo, los enfrentamientos y los saqueos se suceden en esta zona. Facciones respaldas por Turquía continúan robando las instalaciones y atacando a los civiles en el área conocida como ‘Primavera de la Paz’- nombre que se le dio a la ofensiva militar turca en el norte del país-.

El pasado 20 de marzo, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés) informó de cómo miembros de “Ahrar al-Sharqiya”, el ejército rebelde sirio (respaldado por Turquía), robaron motores diésel utilizados para extraer agua de pozos en las aldeas de Knihar, Drako y Al Said. Este jueves, repitieron estas acciones delictivas y los enfrentamientos estallaron entra las facciones con ametralladoras. Según fuentes del Observatorio, los enfrentamientos tuvieron lugar entre miembros de Deir ez-Zor pertenecientes a la facción “Ahrar al-Sharqiya”, y miembros de la aldea siria, después de que milicianos del ejército rebelde sirio acosaran repetidamente a las mujeres de la aldea. Tres miembros de las facciones rebeldes resultaron heridos durante los enfrentamientos.

El 18 de marzo, el SOHR informó de que las facciones respaldadas por Turquía habían saqueado las instalaciones públicas y las estaciones utilizadas para extraer agua en la aldea de Un Ushbeh en la zona rural de Al-Hasakeh. Las facciones respaldadas por Turquía han estado desmantelando motores diésel, bombas de extracción de agua y bombas de aguas sumergibles a través de grúas.

También saquearon herramientas y equipos de proyectos agrícolas en el área. Las violaciones incluyeron impuestos ilegales, reprimir a los civiles y acusarlos de pertenecer a partidos kurdos, mientas que estas aldeas están habitadas por tribus árabes.

El periódico progubernamental sirio Al Watan informaba este lunes del corte de agua potable por parte de los militares turcos y “sus mercenarios terroristas”, a cientos de miles de residente en la ciudad de Al-Hasakeh. “El régimen turco y sus mercenarios tienen la intención de golpear la infraestructura y continuar sus prácticas criminales contra la gente, ya que estos mercenarios han cortado previamente el agua potable para la gente”, escribía Al Watan.

La ‘calma-tensa’ que se vive en la zona de ‘Putin-Erdogan’ desde que hace 22 días decretaran un alto el fuego, se está viendo interrumpida por numerosos enfrentamientos. El jueves por la noche, el SOHR informó de que las fuerzas de Bashar Al-Asad estacionados en el campo de Idlib dispararon varios proyectiles de artillería en las aldeas de Sfuhen y Kansafra en Jabal al-Zawiya, al sur de Idlib, y en las afueras de la aldea de Kafr Amma en el campo al oeste de Alepo.

El acuerdo de alto el fuego crea una zona de amortiguamiento a lo largo de la carretera estratégica M4 que atraviesa la provincia de Idlib y es vigilada por patrullas conjuntas turco-rusas, pero no está prevista la retirada de las tropas sirias de ese territorio.

Turquía se comprometió a tomar medidas para “neutralizar a los grupos radicales extremistas que impiden el movimiento de convoyes” a lo largo de la ruta, según el Kremlin.

Según Naciones Unidas, cerca de un millón de personas habían dejado la zona de Idlib desde el pasado mes de diciembre. Otras fuentes, como el SOHR dan una cifra algo mayor, que ronda las 1.150.000 personas desplazadas.

 

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