ANIVERSARIO DE LOS ATENTADOS DE PARÍS

Bataclan pasa página estrenando interior y fachada tras 8 meses de trabajo

Bataclan
Nueva fachada de la sala Bataclan.

Dos hombres, forzudos y altos como armarios, custodiaban la entrada a la sala. Una puerta modesta con el nombre Bataclan justo encima, algo corroído por los efectos del tiempo. Tras aguantar el frío en invierno y, en algunas ocasiones, largas colas de espera para atravesar un pasillo oscuro a modo de recibidor entrabas en la sala donde el alto nivel de decibelios solo te permitía bailar. El interior llamaba la atención: decorado con terciopelo rojo y largas columnas de yeso blancas daba la sensación de teatro. Una hilera de butacas del mismo color recorría la sala. Aunque cuando se celebraban conciertos o estaba prevista máxima afluencia las quitaban como la noche del 13 de noviembre del año pasado.

Bataclan tenía ese encanto con su olor a cine viejo. La puerta trasera casi era imperceptible. Daba a un callejón lleno de viviendas y a una residencia de estudiantes. Servía como puerta de emergencias y no dejaban pasar, pero a veces algún despistado con cuatro copas de más la abría para salir con urgencia a vomitar o simplemente tomar el aire y fumarse un cigarro.

La noche del 13 de noviembre de 2015 todo ese encanto desapareció de golpe. En medio de un concierto ‘The Eagles of Death Metal’ abarrotado de gente, unos individuos con kalashnikov decidieron entrar y al grito de “Ala es grande” asesinaron a 89 inocentes y 350 heridos que se encontraban disfrutando ese viernes del conjunto de rock. Los que pudieron escapar por su propio pie todavía no se lo creen. Personas que salieron precipitándose por la puerta trasera y que entraron en la residencia de estudiantes o, incluso, treparon por los balcones de las viviendas con la ayuda de los vecinos que se encontraban asomados tras escuchar las explosiones. La sala quedó cubierta de cuerpos desmembrados. La sangre se fundió con el terciopelo rojo de las paredes. Todo quedo en silencio, incluso los supervivientes que estaban escondidos.

Cuando llegó la policía, los heridos pensaron que se trataba de más terroristas y, en estado de shock, se negaron a salir. Finalmente, tanto los cantantes del grupo, ‘The Eagles of Death Metal’ como el resto de supervivientes confiaron en los agentes y siguieron el protocolo que les explicaron. Uno a uno les iban sacando, en este caso del hueco que había en el foso justo debajo del escenario. Les pusieron una venda en los ojos para que no vieran el aspecto de la sala y les hicieron mirar hacia arriba. Un agente tiraba de ellos hacia la salida. Tenían que atravesar todo el patio de butacas por la pista central pasando por encima de los cuerpos de las personas fallecidas. Un hecho difícil de olvidar de por vida cuando lo sufres pero también cuando alguien te lo cuenta.

Todo el decorado del principio se transformó en una imagen desoladora. Una imagen que no aportaba nada y que la policía impidió hacer a muchos periodistas internacionales que intentaron flanquear los controles de seguridad. Una imagen que llegó a mis manos y no quise publicar pero tampoco he podido olvidar. Como los testimonios de policías, familiares, amigos y una víctima para contar el horror y la lacra del terrorismo. El enemigo no es el Islam sino los fanáticos y los que utilizan cualquier causa para matar, repiten estos días. En Francia y en el mundo entero será un día de luto. Pero ante esto, la Ciudad de la Luz vuelve a brillar. Este es el verdadero desafío: no tener miedo. Bataclan abrirá sus puertas más vivo que nunca. Han sido necesarios ocho meses de trabajo para “cambiar todo para que nada cambie”, comentó a los medios franceses el presidente del grupo y empresario de la sala, Jerôme Langlet.

La sala ha sido renovada conservando el estilo naïf y el olor a sala de cine antigua, aunque no se pudo restaurar ningún elemento de origen, aclaran. Todo nuevo que recuerda a lo de siempre. Pinturas nuevas, revestimientos, mobiliario. Incluso han sido reemplazadas las butacas rojas de terciopelo por otras nuevas idénticas. Ahora la sala tiene más luz porque las columnas blancas de yeso sí que han desaparecido. «Un sitio lleno de vida con nuevos artistas”, explicó Lagardère, propietario mayoritario de Bataclan.

Los trabajos han sido financiados por las compañías de seguros, subvenciones públicas y el propio grupo Lagardère. La sala está preparada para recibir a 1497 personas. El mismo número que hubo en aquel concierto. Durante estos ocho meses de trabajo no ha habido ni una sola filtración. Ningún obrero y, alrededor, de las 100 personas que había trabajando tomaron o vendieron ninguna instantánea del interior de la sala. «Siempre el máximo respeto», cuentan a OKDIARIO desde el grupo Lagardère.

Este domingo, día del aniversario, la sala solo abrirá sus puertas a las víctimas y a los familiares que quieran acercarse. La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, junto al presidente François Hollande, descubrirán una placa conmemorativa con 89 estrellas, en homenaje a los fallecidos junto a sus iniciales (por respeto a algunas familias que no quisieron que apareciera el nombre entero). Bataclan reabrirá sus puertas definitivamente a partir del día 16 con un concierto de Pete Doherty.

Lo último en Internacional

Últimas noticias