Exitoso paro de la oposición venezolana contra Maduro
Calles vacías, tiendas cerradas, sin transporte público… y con las barriadas para defenderse de los chavistas que ya se han convertido en algo habitual para los opositores al régimen. Así se ha levantado Venezuela, que este jueves trata de obligar al tirano Nicolás Maduro a que retire su convocatoria a una Asamblea Constituyente, gracias a la que pretende perpetuarse en el poder.
Tras casi cuatro meses de protestas que dejan 97 asesinados por el gobierno de Maduro, la oposición da un paso más con un paro de 24 horas que ha arrancado a las 06:00 de la mañana (hora local), con la bautizada como «hora cero», una escalada de las manifestaciones a diez días de la elección de 545 asambleístas que reformarán la Carta Magna.
Casi 8 millones de venezolanos contra la Constituyente
Animada por 7,6 millones de votos del plebiscito simbólico que realizó el domingo contra la Constituyente, la oposición convocó a un cese de actividades pero «activo», por lo que grupos de opositores han bloqueado vías con barricadas de basura, escombros y ramas de árboles para dificultar las agresiones de la Guardia Nacional Bolivariana.
El líder opositor Henrique Capriles aseguró que «el gobierno quiere tapar el sol con un dedo, hoy parece 1 de enero en gran parte del país».
El dirigente sindical Froilán Barrios aseguró que estos días son «claves» para hacer que Maduro «entienda que una salida democrática a la crisis significa retirar la Constituyente».
Fuerte presión internacional
Confrontado también a una fuerte presión internacional para que desista de su proyecto, Maduro afirma que la Constituyente va contra viento y marea. «Ahora más que nunca», dijo, al rechazar esta semana amenazas de sanciones económicas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
«Es un paro absurdo. La Constituyente va a acabar con toda estas bromas horribles. Ellos lo que quieren es que venga Estados Unidos a apoderarse del país», dijo a AFP María Francis, de 53 años, empleada del Metro de Caracas, paralizado en sectores del este de Caracas, bastión opositor.
Maduro, contra los empresarios
El paro es apoyado por la cúpula empresarial, cámaras de comercio e industria, parte de los sindicatos, estudiantes y transportistas. Pero el gobierno controla la estratégica petrolera PDVSA y el sector público, con casi tres millones de empleados.
Los empresarios, a quienes Maduro acusa de una «guerra económica» para derrocarlo, aseguran que la Constituyente instaurará un modelo económico que empeorará la crisis del país con las mayores reservas petroleras del mundo.
Venezuela perdió el 70% de sus empresas en la última década, y las que quedan funcionan al 30% de su capacidad, según la patronal Fedecámaras.
«La Constituyente no es más que una manera de disfrazar la transformación de Venezuela a un Estado comunista», aseguró el presidente de Fedecámaras, Carlos Larrazábal.
Si la tensión persiste, el PIB se contraería 9% en 2017 frente a una previsión original de -4,3%, precisó a AFP Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica.
Maduro sostiene que la Constituyente recuperará la economía, elevará a rango constitucional los programas sociales, el control de precios para frenar la inflación -que el FMI calcula en 720% para 2017-, y la distribución de alimentos subsidiados contra la grave escasez.