Cómo poder vivir con una protusión discal
La mayoría de los mayores de 40 años tienen una protusión discal
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Somos conscientes de con el paso del tiempo, ciertos esfuerzos específicos repetidos a lo largo de los años, y otras circunstancias como problemas de salud heredados de nuestros antepasados, pueden desatarse cuando llegamos a una determinada edad en la que ya no somos jóvenes. Generalmente aparecen algunas dolencias muy concretas, y en esta ocasión vamos a centrarnos en una de las más frecuentes, para saber qué es y cómo vivir con una protusión discal.
Este problema aparece como consecuencia de un daño sobre el anillo fibroso, que ha perdido elasticidad y resistencia producto de todas las condiciones antes mencionadas, lo que hace que el núcleo pulposo se desplace del centro de los discos, generando una protuberancia o protusión.
Estas protusiones discales dan como resultado un intenso dolor, normalmente seguido de inflamación en la zona, el cual tiene tratamiento pero también dificulta vivir con tranquilidad.
Posible origen de la protusión discal
Como hemos dicho, los orígenes de las protusiones discales suelen estar dados por el desgaste natural de la región, aunque hay casos en los que el envejecimiento de los discos no las puede justificar, y lo que se busca en esas situaciones es un golpe fuerte, un daño bien localizado.
En cualquier caso, tales problemas son más frecuentes en las personas mayores de 40 años, mientras que una de las dificultades que plantea su diagnóstico es que no siempre se los pueden detectar a tiempo, ya que los primeros síntomas son imperceptibles para muchos de ellos.
Por eso se recomiendan controles anuales a partir de esa edad, que permitan al paciente estar seguro de no padecer una protusión discal o, de observarse la presencia de este problema, tratarla pronto.
¿Cómo vivir con una protusión discal?
Si te han diagnosticado ello probablemente creerás que puede llegar a arruinar tu vida. No es así, en absoluto, y muchas personas incluso pueden realizar sus actividades diarias sin dolor, aunque todo esto depende de detectarla antes de que el daño sea demasiado importante.
Un profesional de la salud formado en esta materia te brindará todos los ejercicios necesarios para darle flexibilidad a la zona, evitando de esta manera que cualquier movimiento pueda provocar reincidencias en el dolor, así que todo lo que debes hacer es seguir esas recomendaciones.
También existen algunas terapias, como la magnetoterapia, que se aconsejan para convivir con las protusiones discales, pensadas especialmente para reducir las causas de esta aflicción física.
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