Las mujeres en la conquista de América: madres, esposas y guerreras valientes

En la historia de la conquista de América, pocas veces se hace mención a las mujeres que compartieron con el resto de exploradores, tempestades, naufragios, ataques, hambre y enfermedades durante el largo viaje desde la Península hasta América. Las primeras mujeres conquistadoras permanecieron anónimas durante mucho tiempo y no fueron reseñadas por los cronistas, pero lo cierto es que tuvieron un rol muy importante en el descubrimiento del nuevo continente.

Mujeres notables en la conquista de América

En aquella época, las mujeres estaban en un segundo plano y eran relegaban a las tareas del hogar, crianza de los hijos y otras tareas consideradas propias de su género. Eran una propiedad que pasaba de los padres a los maridos o los hermanos, por lo que no tenían libertad alguna.

En su búsqueda por romper dichas ataduras, muchas mujeres valientes de todas las clases sociales se embarcaron en un peligroso viaje hacia América, arriesgando sus vidas, para encontrar su libertad en un mundo completamente desconocido. El único requisito en común para poder viajar era un certificado de buena conducta.

Estas mujeres se convirtieron en pioneras y pobladoras que, en circunstancias extremas, ejercieron su derecho a vivir en América. En ausencia o por el fallecimiento de sus esposos, se convirtieron en virreinas, gobernadoras, capitanas o pequeñas empresarias.

Doña Mencía Calderón

Doña Mencía fue la esposa de Juan de Sanabria, adelantado del Río de la Plata, quien murió inesperadamente en Sevilla, cuando planeaba un viaje a América con seis barcos. Doña Mencía logró convencer al rey para que les concediese el cargo de adelantada que ostentaba su marido, a medias con su hijastro. De esta manera, Doña Mencía se hizo cargo de la expedición al Río de la Plata, viajando junto a sus tres hijas, María, Mencía y Francisca, el resto del contingente y una caravana de 50 mujeres, enviadas para repoblar las colonias.

Después de navegar por el océano y ser atacadas por los piratas, Doña Mencía y el resto de las mujeres atravesaron 1600 kilómetros de selva amazónica y fueron secuestradas por los portugueses durante dos años. Después de más de seis años, llegaron finalmente a Asunción (Paraguay). De aquellas 50 mujeres que zarparon, solo 21 llegaron a su destino, demostrando una gran valentía y entereza.

Doña Isabel Barreto

Doña Isabel Barreto fue la primera almirante en la Armada de Felipe II. Antes de liderar una expedición por el Pacífico en 1595, Isabel se embarcó junto a su marido, Álvaro de Mendaña, en una expedición hacia las Islas Salomón, pero se desviaron de su rumbo desembarcando en un nuevo archipiélago. Cuando finalmente llegaron a su destino, sufrieron una epidemia de malaria y Mendaña murió. Debido a ello, Doña Isabel fue nombrada marquesa del Sur y se convirtió en la adelantada de la expedición y la gobernadora de las islas.

Las dotes de mando que tenía Doña Isabel, así como su dureza para someter a la obediencia a hombres rudos y aventureros, la llevaron a liderar la expedición más larga en ese océano hasta entonces (unas 3.600 leguas marinas, alrededor de 20.000 kilómetros). La adelantada de los Mares del Sur viajó hasta Manila (Filipinas), donde fue recibida como una heroína. Fue la primera embarcación en cruzar el Pacífico por el hemisferio sur.

Doña María Escobar

Doña María Escobar fue una noble castellana cuyo rol en la consolidación de la economía de América fue sumamente importante. ¿La razón? Fue la responsable en introducir el cultivo del trigo y la cebada en dicho continente.

Cuando Doña María Escobar iba a embarcarse junto a su marido, Diego Chaves, en un viaje hacia Perú en 1540, tuvo la brillante idea de llevar consigo medio almud de trigo (medida equivalente a diez decímetros cúbicos). Al llegar a su destino, repartió las semillas entre diversos agricultores de Lima y Cañete, y ella misma también las sembró en sus propias tierras. Fue así como se convirtió en la primera española en sembrar trigo en Perú, lo que le valió recibir una encomienda cerca de Lima.

Catalina de Erauso

Catalina de Erauso es otra de las mujeres en la conquista de América que se convirtió en una gran combatiente. Era conocida como “la monja alférez” y huyó del convento en el que era novicia para viajar al Nuevo Mundo. Para pasar desapercibida, se disfrazó de hombre y llegó a usar nombres de varón como Francisco de Loyola, Antonio de Erauso o Alonso Díaz bajo su armadura y su secreto.

Tras combatir como soldado de infantería en Perú y Chile, Catalina se ganó el respeto de sus superiores y de sus compañeros soldados. De hecho, ganó el cargo de alférez en la batalla contra los mapuches, en Chile.

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