Lo que perseguían los ordeñadores de huesos de muertos

Los ladrones de tumbas egipcias no fueron los únicos profanadores de la historia. A lo largo del tiempo hubo un metal, aparte del oro, que produjo una pasión extraordinaria en las distintas sociedades antiguas, medievales y modernas: el líquido mercurio, y era lo que perseguían los ordeñadores de huesos de muertos.

Estos ladrones, presuntamente, triturarían los huesos de quienes hubiesen muerto por sífilis para extraer el mercurio y venderlo otra vez, y con ello lograr buenas ganancias. Esto parece ser algo de ficción, aunque probablemente sucedió. Y sí, el mercurio era lo que perseguían los ordeñadores de huesos de muerto.

El mercurio, ¿para qué servía?

Desde la Antigüedad, los seres humanos hemos sentido verdadera fascinación por este metal extrañísimo, el único que a temperatura ambiente se halla en estado líquido. Los antiguos griegos le llamaron hydrargyros, que significaba “agua de plata”. De allí que el símbolo químico del metal sea Hg.

Gracias a esa característica, muchos pueblos y culturas pensaron que el mercurio tenía alguna especie de don extranatural, con inmenso poder curativo. Por ello, fue utilizado para diversos fines, como tratar el ánimo decaído y para “curar” la sífilis.

Por eso, lo que perseguían los ordeñadores de huesos de huesos de muertos era fallecidos por sífilis, porque el tratamiento con mercurio era bastante común, y se vendía bien.

Los griegos lo utilizaban para preparar ungüentos. Los romanos y egipcios, para cosméticos, y también se encontraron restos de mercurio en templos aztecas y mayas.

Por supuesto, se empleaba para la alquimia, esa protociencia practicada desde tiempos remotos en Mesopotamia, China, Persia, Egipto, Grecia y Roma, entre los islámicos y luego en Europa hasta el siglo XVIII.

Sin embargo, este metal es muy tóxico, daña pulmones, riñones y cerebro, causa agresividad, insomnio, sordera y pérdida de memoria. Y más de una persona famosa en el pasado murió por envenenamiento de mercurio.

Personajes famosos con mercurio

• Isaac Newton, el padre de la física, quiso buscar la trasmutación del mercurio en oro. Al tiempo que hacía investigaciones, ingería el metal. Presentó señales inequívocas de intoxicación: pérdida de apetito, de memoria, ataques de ira, sordera, insomnio. Recientes estudios forenses hechos a sus cabellos arrojan que a su muerte tenía en su cuerpo 73 ppm, o partes por millón, de mercurio, cuando lo aceptado es 5 ppm.
• Iván el Terrible, el primer zar ruso, tomaba mercurio para tratar su sífilis.
• A Abraham Lincoln, el presidente de Estados Unidos, le recetaron mercurio para combatir la depresión. Le sentó tan mal que él mismo decidió dejar de tomarlo.
• A Tycho Brahe, el célebre astrónomo danés con quien trabajó Johannes Kepler, murió envenenado por mercurio, tal y como se demostró con un reciente estudio de pelos de su barba.

¿Ahora entiendes lo que perseguían los ordeñadores de huesos de muertos? Buscaban el metal para revenderlo. Y también sabes que este metal es altamente tóxico y que ya ni siquiera se fabrican aquellos termómetros de antes.