Historia

Erich Hartmann, el temido piloto nazi que Hitler admiraba

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Erich Hartmann

La historia de Eric Hartmann se conoció poco tiempo después de terminar la II Guerra Mundial. El piloto de caza alemán se convirtió en todo un héroe nacional y en una auténtica pesadilla para la Unión Soviética que lo llegaran a apodar como el «Diablo Negro». El mismo Adolf Hitler mostró su simpatía por uno de sus pilotos de caza más fructíferos.

El astuto piloto destacó en el cielo de la guerra gracias a que había sido instruido desde muy pequeño. Fue su propia madre, una de las primeras mujeres piloto de la historia, la que lo enseñó a volar en su niñez. Cuando en 1933 Hitler llegó al poder en Alemania, las clases de vuelo fueron la última moda y Hartmann pasó a formar parte de una de estas escuelas con la edad de 15 años.

Jamás derribado

Los números de vuelo de Erich Hartmann eran dignos de un auténtico experto en pilotaje de guerra. Según los datos, llegó a derribar a unos 350 aviones sin ser derribado. En 1944 ya acumulaba unos 172 derribos y fue condecorado por el propio Hitler con la Cruz de Caballero, una de las distinciones más altas para los pilotos de la II Guerra Mundial.

A finales de marzo de 1944, Hartmann ya iba por unos 200 derribos exitosos. Los propios soldados de la Unión Soviética ya hablaban de él en sus transmisiones de radio, avisando a sus compañeros de que tuvieran especialmente cuidado si se cruzaban en su camino.

Fue el último día de guerra en 1945 cuando Erich Hartmann alcanzó su último derribo, el 352, en Brno, República Checa. Poco después, con el fin de la guerra, se tuvo que rendir junto a sus escuadrón y fue capturado por el ejército de los Estados Unidos.

Cautiverio

Debido a los acuerdos firmados en la Conferencia de Yalta, Hartmann acabó siendo entregado al ejército ruso por los Estados Unidos. Aquí comenzaría unos años de cautiverio para él.

Los propios mandos rusos intentaron que colaborara con ellos, pero Hartmann jamás traicionó a su país y a lo poco que quedaba ya de la Alemania de Hitler, por aquél entonces ya muerto.

Con esto, fue acusado de crímenes de guerra, con un historial de 780 muertos civiles, destruir material militar ruso y atacar fábricas del país. Fue condenado a 25 años de trabajos forzados que lo llevaron a estar mucho tiempo recluido en solitario en los campos de concentración soviéticos (gulags).

En 1955, Alemania Occidental y la Unión Soviética alcanzaron un acuerdo para liberar a prisioneros alemanes en territorio ruso y Hartmann fue puesto en libertad y pudo volver a su país. En el año 1993 murió a los 71 años de edad. 

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