Los arqueólogos se quedan sin palabras: en Huelva aparece la primera huella de frutales en la península
Toma nota de la primera huella de los árboles frutales en la península
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En Huelva aparece la primera huella de los frutales que son claves para una península que no deja de ser la puerta abierta a Europa y al mundo entero. Los arqueólogos se han quedado sin palabras y eso quiere decir que tendremos que empezar a disfrutar en estos días que tenemos por delante. Un cambio de tendencia que puede acabar siendo lo que nos acompañará en estas próximas jornadas que nos ayudará a descubrir ese pasado que tenemos por delante y que puede darnos más de una sorpresa.
Es hora de apostar claramente por un cambio de tendencia que puede ser clave en estos días que tenemos por delante y que puede darnos una historia muy diferente a la que nos imaginábamos hasta el momento. Los arqueólogos que han descubierto este tipo de enclaves que dan pie a una transformación que puede ser total, sobre la historia de un cambio, en la manera en la que se analiza el pasado y sus futuras consecuencias. Un giro radical que puede acabar siendo lo que nos acompañará en esta historia que puede acabar siendo esencial.
Se quedan sin palabras los arqueólogos
La historia del pasado puede acabar siendo muy diferente de cómo nos la imaginaríamos. No dejamos de ver una serie de cambios que pueden acabar siendo lo que nos acompañará en unos días en los que quizás tocará saber en todo momento qué puede pasar.
Una novedad que puede acabar siendo la que marque el inicio de esta agricultura de la que dependemos todos y puede ser la que nos acompañará en estos próximos días. Sin duda alguna, habrá llegado ese momento de apostar claramente por una serie de cambios que pueden ser los que nos marcarán de cerca.
Habrá llegado el momento de poner sobre la mesa una serie de detalles que serán los que nos acompañarán en estos días que hasta la fecha no sabíamos que podríamos empezar a obtener. Es hora de saber qué es lo que pasó con la llegada de una serie de elementos que han acabado siendo claves para determinar el cambio que queremos poner sobre la mesa.
Estos árboles frutales que en cierta manera representan determinadas partes del país, pueden ser más antiguos de lo que nos imaginaríamos. Son parte de una serie de cambios que pueden llegar en cualquier momento y que nos darán más de una sorpresa inesperada.
Aparece en Huelva la primera huella de árboles frutales en la península
La primera huella de árboles frutales en la península ha aparecido en Huelva, sirviendo como precedente a la hora de crear algunos elementos que pueden acabar siendo los que nos acompañarán en estos días que tenemos por delante y serán esenciales que tengamos en cuenta.
Tal y como nos explica una reciente investigación de la Universidad de Huelva publicada en el CSIC: «La combinación de un análisis arqueobotánico de dos yacimientos diferentes en la ciudad de Huelva (España) y la identificación de viñedos en la misma zona sugiere que diferentes especies de árboles frutales (vid, olivo, almendro y granado) y hortalizas como el melón
fueron introducidas en la península ibérica durante la transición del siglo IX al VIII a. C. Estas fechas representan la cronología más antigua de la arboricultura en la península ibérica. El material se ha conservado gracias a la inundación, lo que ha permitido la preservación de una amplia variedad de especies que indican el desarrollo del cultivo de árboles frutales. El contexto arqueológico proporciona información sobre las conexiones entre esta innovación y las comunidades fenicias que se establecieron en la región en busca de recursos metálicos. El cultivo de árboles frutales, y en particular la producción de vino, tuvo un gran impacto en la agricultura local, que tradicionalmente se basaba en la producción de cultivos anuales. Los nuevos cultivos pronto se convirtieron en un elemento agrícola esencial para las comunidades que vivían en el sur y el este de la península ibérica. A partir del siglo VIII a. C., la producción agrícola se orientaría principalmente al mercado».
Siguiendo con la misma explicación: «Los últimos 4000 años han sido testigos de un rápido relleno sedimentario del estuario, dando lugar a un entorno pantanoso alrededor de esta pequeña península, muy diferente del ambiente que caracterizó la ocupación prehistórica y protohistórica de la zona (Fig. 1) (Vera et al. 2010), tanto en la ciudad (Fernández Jurado 1990) como en sus alrededores (Gómez Toscano et al. 2014). Recientes trabajos arqueológicos en dos parcelas urbanas del centro de Huelva han sacado a la luz los niveles arqueológicos más antiguos de la Península Ibérica, relacionados con el periodo de colonización. Estos contienen abundante material fenicio, griego y sardo, junto con productos locales (González de Canales et al. 2006; García Fernández et al. 2015). El material arqueobotánico procede de estos contextos. Las diversas ocupaciones y actividades que dieron origen a estos depósitos están relacionadas con la presencia en esta zona de un importante puerto protohistórico (Gómez Toscano 2009), donde durante la transición del siglo IX al VIII a. C., y quizás antes, fue significativa la presencia de grupos orientales vinculados a la explotación de los ricos yacimientos mineros de la Sierra de Huelva (Campos y Alvar 2013). Contemporáneamente a esta ocupación, se adoptaron progresivamente diversas innovaciones técnicas».
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