‘Lazos de sangre’: Azúcar Moreno se sincera sobre su dura infancia llena de miseria

El Programa ‘Lazos de Sangre’ del pasado miércoles 31 de agosto estuvo dedicado por completo a una de las familias gitanas más importantes e influyentes de nuestro panorama música, los Salazar.

‘Los Chunguitos’ y las ‘Azúcar Moreno’ se juntaron para hacer un repaso de toda su vida, desde aquella dura infancia marcada por la falta de recursos económicos hasta su salto a la fama que los catapultó hasta lo más alto dentro de nuestro país.

Esta noche en @lazosdsangreTVE toca juerga flamenca 💃🏻 con Los Chunguitos y Azúcar Moreno. Como nunca los hemos visto antes. ¡No os lo podéis perder! @loschunguitos @azucarmoreno @Borisizaguirre @MediaTesseo @La1_tve @rtve #LazosSalazar #programón #tv #primetime #equipazo pic.twitter.com/mkgMqmWq5D

— Sylvia Corona (@sylviacoronita) 31 de julio de 2019

El ‘clan’, procedente de un pueblo de Extremadura, se mudó a Vallecas (Madrid) en busca de un futuro mejor para la familia. “Pasábamos mucha hambre, como leones, así que nos vinimos a Madrid a una chabola que compramos por mil pesetas, seis euros», contaba Juan Salazar en el reportaje.

‘Los Salazar’: de una chabola en Vallecas a tener éxito en todo el mundo #LazosSalazar 🎀https://t.co/uUHufKTH0k

— Lazos de sangre TVE (@lazosdsangreTVE) 31 de julio de 2019

Los 11 hermanos se criaron y crecieron en las calles tratando de ganar algo de dinero para aportar al entorno familiar y, así, poder comer y pasar el día con normalidad. «Nosotros cantábamos con nuestro padre por mesones y por las calles e íbamos pasando el platillo», recordaban ‘Los Chunguitos’. “Nosotras nos dedicábamos a vender lotería”, aclararon sus hermanas.

No tuvieron una educación como los demás jóvenes de su edad y eso es algo que, a los cuatro hermanos, se les ha quedado clavado en el corazón. A pesar de ello, no se dieron por vencidos y de una forma u otra aprendieron lo básico. “No hemos ido a la escuela, era prioritario comer que estudiar. También nos lavábamos en el río o en la fuente, no había baños” comentaba Toñi.

«Yo no sé leer ni escribir, yo no fui a la escuela, yo aprendí solo. Iba por la calle tratando de leer los carteles, veía la L y la A y decía «La», y así fui aprendiendo”, añadía José.

A pesar de lo dura que fue su infancia, todos coinciden en que fue una etapa muy feliz. «Mi infancia ha sido maravillosa pero caótica. Vivo mejor pero no tengo a las personas que quiero», sentenciaba Toñi.