Un conocido concursante de ‘Gran Hermano’ se enfrenta a una posible condena de 4 años de cárcel
Igor Basurko, de nuevo acusado
No es ningún secreto que, en sus dieciocho ediciones, Gran Hermano nos ha dado la oportunidad de conocer a muchas personas anónimas que, de una manera u otra, han marcado un antes y un después. Uno de esos nombres, recientemente, se ha convertido en noticia y por algo realmente preocupante.
Estamos hablando, cómo no, de Igor Basurko. El que fuera concursante de Gran Hermano 14 tendrá que sentarse de nuevo en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Gipuzkoa. Y todo por, presuntamente, haber vendido una motocicleta adaptada para discapacitados del que se había apoderado junto a otra persona.
Debemos tener en cuenta que Igor Basurko ha sido condenado hasta en cuatro ocasiones por varias estafas, tanto en juzgados de Madrid como en San Sebastián. Lejos de que todo quede ahí, el pasado mes de marzo, fue absuelto por la Audiencia de Gipuzkoa por otro caso de estafa. En esa ocasión, la Fiscalía llegó a pedir hasta 5 años de cárcel por presunta sustracción de una tarjeta de crédito a una mujer para nada más y nada menos que hacer apuestas.
En esta ocasión, el ex concursante de Gran Hermano se enfrenta a una nueva petición de prisión, en esta ocasión de 4 años, así como el pago de 1.620 euros en concepto de multa tras ser acusado de un delito de estafa agravada. Los compañeros de EFE han podido acceder a ese escrito de acusación provisional de la Fiscalía. Así pues, se ha sabido que los hechos en cuestión tuvieron lugar el 8 de agosto de 2002, y que tanto Igor Basurko como esa otra persona tenían el supuesto objetivo de «obtener un beneficio patrimonial ilícito».
De esta forma, acudieron al domicilio de San Sebastián en el esa otra persona vivía con su ex pareja. La mujer se encontraba disfrutando de unas vacaciones y, por tanto, estaba fuera de la vivienda.Es entonces cuando los dos, supuestamente, aprovecharon la ocasión para quedarse con una motocicleta adaptada para discapacitados, valorado en 650 euros. Más tarde, se dirigieron a un establecimiento de venta de segunda mano, donde lograron venderla por 281,23 euros. Como era de esperar, ambos ocultaron, en todo momento, la procedencia.
Más tarde, fueron agentes de la Ertzaintza los que se personaron en el establecimiento con el fin de recuperar la motocicleta para entregársela a su legítimo dueño que, tras recuperarlo, no quiso ningún tipo de compensación. Pero sí lo ha reclamado el establecimiento, por la pérdida de esos 281,23 euros. No solamente solicitan esa cantidad por «el ejercicio de las acciones civiles que legalmente les corresponden», sino también los intereses legales.
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