Carnaval de Río de Janeiro: ¿cómo se celebra?
Río de Janeiro alberga el mejor carnaval del mundo
El Carnaval de Río de Janeiro está considerado el mejor del mundo, y motivos desde luego no faltan ya que es realmente espectacular, sin duda merece la pena viajar hasta allí a disfrutarlo en persona al menos una vez en la vida. Hoy te damos algunos detalles sobre cómo es éste Carnaval, cómo lo viven los brasileños y qué es lo más destacable de cara al exterior.
Tradicionalmente nunca ha habido dudas de que el de Río de Janeiro es el mejor carnaval del mundo, seguido muy de cerca por el Carnaval de Tenerife, ambos a mucha distancia de todos los demás ya que son verdaderamente impresionantes.
Así es el Carnaval de Río de Janeiro
- El Carnaval de Río de Janeiro se comenzó a celebrar en el año 1732 a pesar de que las primeras ideas llegaron en el año 1720 gracias a un grupo de inmigrantes portugueses.
- Su creación se inspiró en varias tradiciones católicas, aunque también se dice que tiene origen pagano. Hay bastante confusión en este sentido.
- Lo más destacable de este carnaval es sin duda el desfile de las escuelas de samba en el Sambódromo, un evento multitudinario cuyas imágenes dan la vuelta al mundo. Para participar es imprescindible estar inscrito en la Asociación de las Escuelas de Samba de Río de Janeiro.
- Se calcula que de cada una de las 14 escuelas participan unas 5.000 personas, además de otros personajes que también forman parte del espectáculo, lo que hace que sean más de 70.000 participantes.
- Las escuelas eligen un tema especial cada año y lo adornan con un espectáculo que siempre resulta impresionante y en el que trabajan durante prácticamente todo un año, desde que finaliza un carnaval hasta que empieza el siguiente.
- En el Carnaval de Río de Janeiro puedes ver en cualquier lugar y momento trajes coloridos, carros y carrozas con los mejores bailarines.
- Los bailes no tienen lugar solo en el Sambódromo, ya que todos los días los hay en todos los barrios, así como otros actos como la elección del Rey Momo y de la Reina.
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