Nadie en Elorrio se atreve a condenar las pintadas contra Oyarzabal y Merino: «¡Vete a tomar por culo!»
Un golazo de Mikel Oyarzabal dio la cuarta Eurocopa a España en la recta final de un partido apasionante frente a la Inglaterra de Jude Bellingham, Harry Kane o Phil Foden. Tras el partido, mientras toda España celebraba, aparecieron pintadas contra el autor del gol y su compañero en la selección española, Mikel Merino, en el pueblo de Elorrio, la localidad natal de la madre de Oyarzabal. Un mensaje de «traidores», junto a una esvástica nazi tachada, acompañaba a los nombres de los dos jugadores de España. Además, una pancarta ondeaba con el siguiente texto independentista: «No a la asimilación de la selección española. Nuestra selección vasca».El reportero Cake Minuesa ha viajado hasta Elorrio, en Vizcaya, para preguntar a los vecinos del pueblo por su opinión sobre las pintadas.
Los vecinos no quieren opinar sobre las pintadas y la pancarta cuando se les pregunta. Y no sólo no condenan el mensaje, algunos llegan a justificar llamar «traidores» a los futbolistas. Algunas excepciones, que tampoco alzan mucho la voz, son los únicos que lamentan lo sucedido. «Es una pena, porque él desciende de aquí. Pero ya sabes lo que hay», asegura un vecino.
La mayoría se niega a responder. Muchos ni siquiera paran. «¡Tú eres tonto, eh!», increpa un hombre que pasa de largo cuando el periodista le pregunta. «¡No es su pueblo!», grita otro vecino desde el interior de un bar. Una familia con varios niños para un segundo, hasta que se dan cuenta de por donde van las preguntas. «No le hagáis caso, no respondáis», dice en vasco una de las mujeres del grupo.
Una mujer es una de las pocas voces discordantes, pero por miedo, tampoco quiere hablar. «Yo he tenido tantos problemas por tener un hijo ertzaina…», asegura mientras se aleja y evita al periodista. «Ellos no admiten lo de los demás», alcanza a decir. «La gente mezcla las churras con las merinas», dice otro vecino, indignado, que no parece haberse enterado de las pintadas y la pancarta.
Un grupo de jóvenes en una terraza se muestra más agresivo con la situación. «Estás todo el día provocando», le dicen al periodista cuando les pregunta si Oyarzabal puede ir a Elorrio. «El que no puede venir eres tú, melenas», le gritan. «Vete a tomar por culo».
«Libertad de expresión», asegura otra vecina mientras sonríe y se encoge de hombros. Otros no quieren hablar ante las cámaras. Otros, más valientes, sí que alzan la voz para manda al periodista a callar y pedirle que se marche. «¿Eres el tonto de turno? ¡Me estás dando la tabarra, que me acabo de levantar de la siesta!», grita un hombre cuando se le pregunta por el tema. «¡Vete a tu puta casa!», le increpa otro. Ninguno da su opinión sobre el asunto, pero la sugieren de forma bastante clara.
Elorrio es un pueblo donde, desde 2023, gobierna EH Bildu. Por toda la localidad se pueden ver imágenes independentistas, apoyando a los presos de ETA e incluso alguna bandera republicana. La mayoría de los jóvenes abertzales apoyan el señalamiento a Mikel Merino y Oyarzabal en un pueblo donde campan a sus anchas juventudes de la izquierda abertzale como Ernai. Esta organización juvenil está vinculada al partido independentista vasco Sortu donde David Pla, último líder de ETA, es responsable de la orientación estratégica.
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