Presos de ETA

Urkullu promete a los presos de ETA una «vida nueva» en las cárceles vascas: permisos y visitas libres

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La cárcel de Martutene en San Sebastián.
Pelayo Barro

El Gobierno de Iñigo Urkullu busca ganarse el favor del colectivo de los presos de ETA, los mismos a los que EH Bildu intentó afiliar mediante una carta personal enviada por Arnaldo Otegi a cada recluso y a quienes ahora promete excarcelaciones a cambio de Presupuestos. A las plataformas que representan a los etarras que cumplen condena ya en el País Vasco, el Ejecutivo de Urkullu les ha prometido una «vida nueva». Un nuevo régimen mucho más amable, con acceso a permisos, reducción de trabas burocráticas y visitas familiares sin mirar el reloj.

Así lo aseguran fuentes del colectivo de presos, que muestran recelo al hablar con OKDIARIO pero admiten que desde el Gobierno de Urkullu se les ha prometido el oro y el moro para aquellos que cumplan condena en alguna de sus tres cárceles, bajo competencia vasca completa desde el pasado 1 de octubre.

En este momento hay cerca de medio centenar de presos etarras que ya cumplen condena en esas cárceles administradas por el País Vasco, mientras otro centenar espera para que se tramite su traslado. En Navarra hay otra veintena. Según ha podido saber OKDIARIO, la práctica totalidad de quienes aún no han sido acercados ya han solicitado hacerlo, aunque no todos. Hay menos de media docena de casos que han pedido no volver al País Vasco o Navarra por «cuestiones familiares».

El colectivo de presos ya conoce los atractivos que supondrá cumplir el resto de sus condenas en cárceles administradas por Urkullu. Ha sido el propio Gobierno vasco quien, a través de reuniones discretas y privadas con representantes del colectivo y familiares, les ha venido a confirmar que lo que experimentarán en Martutene (Guipúzcoa), Basauri (Vizcaya) y Zaballa (Álava) será una «nueva vida». Un régimen penitenciario «más amable» que el que han vivido en otras cárceles españolas.

Visitas «sin cronómetro»

Entre esas promesas, por ejemplo, está la de flexibilizar la burocracia mediante la que los presos pueden realizar trámites ante la administración y ante la dirección de los centros penitenciarios. Cuestiones del día a día como salidas temporales para visitar a familiares enfermos. Además, explican, se les ha prometido que «el cronómetro no marcará las visitas» de sus familiares a prisión. El colectivo de presos, explican, se quejaba agriamente de las hasta doce horas de viaje que tenían que realizar para ver a los suyos en la cárcel apenas 40 minutos. A partir de ahora habrá más facilidades para alargar esos encuentros. Lo mismo ocurrirá con los de tipo íntimo.

Esa «nueva vida», la frase que utilizan desde el colectivo de presos para incidir en los cambios penitenciarios que va a aplicar Urkullu, también se notará en los permisos de salida de prisión.

La potestad sobre las salidas de prisión que tendrá el Gobierno vasco corren el peligro de convertirlas en la tarjeta de salida para muchos presos de ETA. Según el artículo 508 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, los presos pueden salir de prisión si tienen un problema de salud grave. Ahora serán las autoridades autonómicas quienes valoren el nivel de gravedad. En la práctica, deja el futuro de los presos en manos del poder político.

Cárceles ‘light’

Lo dijo claramente el Gobierno vasco cuando explicó que su modelo penitenciario trataría de «lograr que la ciudadanía tenga una mayor satisfacción y mejor percepción con relación al sistema penitenciario y de ejecución de la pena». Eso se materializa en terceros grados y semilibertad automática para aquellas condenas inferiores a los cinco años, mayor acceso a cursar estudios o formaciones -incluso con prácticas en el exterior- e incluso módulos mixtos en los que puedan convivir hombres y mujeres.

Ese modelo de reinserción que busca el Gobierno vasco tiene como meta «infundir en la sociedad la comprensión de que las personas presas son ciudadanas como el resto».

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