La ‘Universidad Podemos’ propone a la ultra Le Pen como ejemplo de «buen uso del discurso político»
Nunca han ocultado los dirigentes de Podemos que la utilización del lenguaje con fines políticos es una de sus principales obsesiones. El partido de los círculos ha destacado, desde sus orígenes, por emplearse en construir un discurso populista, centrado más en generar emoción que en el propio contenido.
Pueblo, soberanía, calle, son algunos de los conceptos que han ido vertebrando en este tiempo el discurso ‘morado’, unos términos que figuran en sus argumentarios y que sus dirigentes repiten tanto en mítines como en sus apariciones mediáticas.
En este sentido, la formación admite que entre sus referentes se encuentra Marine Le Pen, líder de la extrema derecha francesa. Para los responsables de discurso, la presidenta del Frente Nacional es un ejemplo de «buena utilización del lenguaje con fines políticos» por su capacidad para haber calado dos conceptos clave de su discurso, seguridad y protección, entre los votantes franceses. Dos conceptos que, admiten también, se le resisten a Podemos.
El paralelismo ha sido extraído de la primera jornada de ‘Universidad Podemos’, un ciclo de conferencias y charlas que el partido organiza hasta el domingo en la Complutense. Los asistentes han podido participar, este jueves, en varios talleres en los que se han debatido algunos de los futuros desafíos para el partido. En una de ellas, a cuyo contenido ha accedido OKDIARIO, se han abordado precisamente los fallos y nuevos retos del lenguaje del partido.
La lucha de clases y el rechazo a lo establecido, su hilo común
No es la primera vez que la vinculación de Podemos con la formación de Le Pen sale a relucir. El pasado mayo, el número dos, Íñigo Errejón, admitió en una entrevista en El Mundo que existía un «hilo» que une a su partido con el francés y con otras opciones populistas no «en la expresión ideológica ni en las políticas», sino «en la necesidad de volver a reconstruir comunidad».
Las declaraciones provocaron una sonora polémica, aunque plantearon los nexos entre estos partidos: ambos agitan el enfrentamiento de clases, alientan el «miedo» y el rechazo al sistema establecido –como Iglesias, los de Le Pen se declaran abiertamente críticos con las instituciones europeas– y se dirigen, en esencia, a un mismo público. La «masa», la clase trabajadora, el pueblo.
Votan juntos en la UE
Las relaciones con Rusia, la dotación presupuestaria destinada a Defensa, la política militar o las instituciones monetarias europeas son asuntos que generan el consenso entre ambos partidos: en contra o abstención. El partido de Le Pen es un reconocido euroescéptico que busca dinamitar las instituciones y salir de la moneda única. Y aunque Podemos ha aligerado su discurso en este sentido, mantiene que su intención sigue siendo reformularlas.
Hace unos meses, el grupo socialista denunció que desde Podemos se habían presentado y votado en la Eurocámara una serie de enmiendas que «supondrían la disolución de la Unión Europea» y en las que habían coincidido con el Frente Nacional de Le Pen y otros partidos euroescépticos y eurófobos. Entre ellas, por ejemplo, una en la que se instaba a la derogación del Tratado de Lisboa y el Pacto de estabilidad y crecimiento, otra para rechazar la Estrategia Europea de Seguridad y su política exterior y de seguridad común y otra que pedía poner fin a la unión bancaria y a un presupuesto específico para la zona euro. Los dos partidos –Podemos y Frente Nacional– han encontrado amplios consensos en su visión de la política monetaria y votaron a favor de que un país cambie el euro por otra moneda sin que ello implique su salida de la Unión.
Ambas formaciones se abstuvieron también de condenar las atroces violaciones de derechos humanos de Estado Islámico en una resolución en la que la Eurocámara instaba a los partidos a censurar el genocidio y tomar las medidas necesarias. Los de Podemos precisaron que «toda intervención autorizada debe tener un carácter civil y humanitario y no militar».
Otro de los temas que concilia a ambos partidos es la crítica acérrima al capitalismo en el rechazo a la apertura de mercados entre la UE y EEUU, el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP). Muestra de ese consenso es que ambos llegaron a poner en marcha dos iniciativas paralelas para frenar su firma.