Crisis del coronavirus

Tres regiones del PSOE lideran el ranking del Covid pero Sánchez no les impone el cierre como a Madrid

Navarra tiene una incidencia acumulada de 1.141 casos, Aragón, de 872 y La Rioja, de 701; Madrid tiene 432

Pedro Sánchez Madrid
Maria Chivite y Pedro Sánchez en un desayuno de Fórum Europa. (Foto: PSOE)
Carlos Cuesta

Pedro Sánchez impuso el estado de alarma y confinamiento perimetral total de nueve localidades de Madrid el pasado 9 de octubre por superar, entre otros criterios, los 500 contagios por 100.000 habitantes en incidencia acumulada a lo largo de 14 días. Ahora tres comunidades socialistas encabezan el ranking de esa misma incidencia acumulada con cifras muy superiores. De trata de Navarra (1.141,68 casos), Aragón (872,36 casos) y La Rioja (701,39). Y la decisión de Pedro Sánchez es el toque de queda nocturno de 23:00 a 6:00 horas.

Los datos del ranking de incidencia acumulada rompen techos. Y no lo hacen encabezados por Madrid. Navarra, gobernada por PSN-PSOE, Geroa Bai (con PNV dentro), Podemos y el respaldo de Bildu, llega ya a 1.141,68 casos, frente al nivel de 500 casos que se le puso como exigencia el Gobierno de Pedro Sánchez a la Comunidad de Madrid.

La segunda en la clasificación es Aragón, también en manos del PSOE: llega a los 872,36 casos. Después figura La Rioja, con 701,39 casos. Acto seguido figura Castilla y León, en manos del PP (684,75); Cataluña (629,32); y País Vasco -del PNV y PSOE-PSE- (510,69). Madrid, con 432,68, lógicamente no figura en esas posiciones de cabeza del ranking de avance de la enfermedad.
Pero, pese a todo ello, ninguna de esas comunidades sufrirá la intensidad del estado de alarma que Sánchez decretó, con fuerte polémica para la Comunidad de Isabel Díaz Ayuso.

Hay que recordar que Pedro Sánchez impuso por ‘decretazo’ el cierre de Madrid mediante la activación del estado de alarma. Lo hizo sólo 24 horas después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) tumbara el confinamiento decretado por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, a través de una simple orden ministerial.

La revancha contra el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso se produjo mientras las cifras que aportaba la Comunidad de Madrid desde días atrás mostraban una pandemia en retroceso, con caída generalizada de contagios, hospitalizaciones y transmisión general del virus. Datos que, además, había avalado la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) en sus informes.

El destino de Madrid quedó sentenciado el 9 de octubre tras un Consejo de Ministro extraordinario y exprés para confinar Madrid, en una reunión presidida por la vicepresidenta Carmen Calvo ante la ausencia del presidente, de viaje en Barcelona para conseguir la ansiada ‘foto de reconciliación’ con Felipe VI. Madrid volvía así al estado de alarma tres meses y medio después de que se levantara el de la pasada primavera en toda España, que se alargó hasta finales de junio.

Pero esta vez la medida sólo afectaba a la Comunidad presidida por Díaz Ayuso, que trató de evitar el cierre total impuesto por Moncloa advirtiendo de las graves consecuencias económicas y sociales que supone. Sin embargo, el Gobierno de Sánchez decidió seguir adelante con el plan trazado: Madrid debía cerrarse antes del puente del 12 de octubre.
La venganza de Moncloa estaba en marcha. Sánchez reaccionó al varapalo judicial convocando con nocturnidad un Consejo de Ministros extraordinario y anunciando la declaración del estado de alarma. Pero dejó a Díaz Ayuso la posibilidad de ser ella misma quien solicitase la activación de este instrumento legal, o incluso que fuese la Comunidad quien se adelantase al Gobierno y aplicase el cierre de la región. «O convences a Ayuso o decretaré el estado de alarma», le transmitió desde Argelia el presidente a su ministro de Sanidad, tal y como informó en exclusiva OKDIARIO.

La decisión más drástica

Finalmente optó por la decisión más drástica, saltándose la oposición manifiesta del Ejecutivo madrileño. El confinamiento llegó por imposición y sin el consenso prometido por Sánchez durante el proceso de desescalada refrendado en la llamada ‘cumbre de las banderas’ del pasado septiembre.
El Gobierno de Sánchez defendió que la decisión se tomó siguiendo «criterios científicos y técnicos» y que el objetivo es «preservar la salud de los madrileños». Sin embargo, las cifras de la pandemia para la Comunidad de Madrid mostraban que la situación ya había superado una fase de estabilización y desde hacía más de 10 días la tendencia era descendente en todos los indicadores.

Madrid, por ejemplo, constataba el jueves previo que la presión hospitalaria del Covid sobre su red de centros sanitarios había descendido un 18% en apenas 10 días. Una reducción de cerca de 600 pacientes, 600 plazas hospitalarias que habían quedado liberadas tras darse de alta a los contagiados ya curados.

El estado de alarma, de hecho, llegó a Madrid, además, con la incidencia acumulada en significativo descenso. Dos semanas antes, cuando el ministro Illa comenzó a hablar abiertamente de la posibilidad de confinar Madrid, la tasa superaba los 700 casos por cada 100.000 habitantes. En el momento de aplicarlo, ese indicador había bajado hasta los 590.
De hecho, según datos de la Comunidad, la incidencia en Madrid capital se había desplomado tras dos semanas de restricciones y ya se encontraba por debajo de los 500 casos cada 100.000 habitantes.

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