Torra y Puigdemont anunciarán en septiembre el adelanto de las elecciones en Cataluña

Cataluña
Quim Torra en el Parlament (Foto: Efe).
Joan Guirado

El entorno del presidente de la Generalitat, Quim Torra, lo da por hecho. Animado por Carles Puigdemont y por los irreductibles que ahora se agrupan bajo la Crida Nacional, el presidente catalán quema los últimos cartuchos antes de las vacaciones para tenerlo todo listo, a la vuelta, para convocar nuevas elecciones en Cataluña.

Será entre el 11 de septiembre y el 1 de octubre, a modo de declaración institucional o desde el Parlament. Pero solemnemente, reiterando que la represión del estado no permite a los catalanes decidir y actuar libremente. Exprimiendo al máximo el calendario -no pueden celebrarse elecciones antes del 21 de diciembre-, el núcleo duro de Torra tiene la vista puesta en el domingo 23 de diciembre, como posible fecha electoral.

Antes de esas fechas, Torra y su vicepresidente Pere Aragonès, en el marco de la comisión bilateral Estado-Generalitat que casi con toda seguridad se reunirá la semana que viene, intentarán aumentar los ingresos del Gobierno catalán, forzando a Sánchez al pago de lo que ellos consideran la deuda contraída con los años si quiere agotar los dos años de legislatura con una cierta comodidad. Con el decreto de renovación de la cúpula de RTVE, al PSOE ya le ha quedado claro que los diecisiete votos independentistas son cruciales para mantenerse en Moncloa.

Con estas nuevas elecciones, Torra y Puigdemont pretenden fagocitar Esquerra Republicana, después de haberlo hecho con el PDeCAT con la creación de la Crida Nacional. De esta forma, tendrían el control completo del independentismo y la llave de cualquier decisión, como la de declarar la DUI y hacer efectiva la República, que hoy distancia a JXCat de Esquerra y el PDeCAT.

Restituir a Puigdemont

La estrategia de los impulsores de la Crida Nacional, que en menos de dos días ha conseguido una suma de importante de adheridos, pasa por restituir a Puigdemont con estas nuevas elecciones. Posiblemente en España, si finalmente es extraditado, los comicios llegarían a medio juicio por el 1-O, por lo que el ex presidente no estaría aún inhabilitado pudiendo ser candidato y, de estar en libertad provisional -el resto de acusados por malversación están en este régimen-, poder ser investido en el Parlament.

Así JxCat cumpliría con su máxima electoral, que era restituir a Puigdemont y de rebote, ante una posible condena de prisión, vender al mundo que se ha encarcelado al presidente del Gobierno elegido democráticamente en las urnas semanas antes de la posible condena.

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