Crisis de gobierno

Susana Díaz rechaza ser ministra y rompe los planes de Sánchez para remodelar el Gobierno

Sánchez le ofreció Defensa para sacarla de Sevilla y facilitar un nuevo liderazgo en Andalucía

Fin de la tregua en el PSOE andaluz: Sicilia favorito de Sánchez para desbancar a Díaz con Montero postulándose

susana díaz
Susana Díaz y Pedro Sánchez.
Joan Guirado

Susana Díaz ha tenido una nueva oportunidad de ser ministra. Y para la que fue su principal enemiga en las primarias del PSOE, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no le reservaba un ministerio menor. Si la ex presidenta andaluza aceptaba trasladarse a Madrid y lograba desbloquear la renovación de los órganos del Poder Judicial, facilitando que Margarita Robles pudiera hacerse cargo de la Presidencia del Tribunal Constitucional, Díaz se habría hecho con la cartera de Defensa.

La baronesa andaluza se hubiera puesto así al frente de uno de los principales ministerios de cualquier gobierno, los denominados de Estado, en una carambola política con la que el líder del PSOE buscaba facilitar la renovación de la federación andaluza de los socialistas. Pero Susana Díaz quiere quedarse en Sevilla e intentar ser de nuevo presidenta de la Junta.

La operación que perseguía el núcleo duro del partido y Moncloa con Andalucía es similar a la que Sánchez y los suyos han llevado a cabo en Cataluña con el relevo de Miquel Iceta que, con toda probabilidad, se hará con el Ministerio de Política Territorial y Función Pública. En este caso lo que pretende Ferraz, forzando a Díaz a renunciar a seguir al frente del PSOE andaluz, es facilitar el aterrizaje del portavoz adjunto del grupo parlamentario en el Congreso, Felipe Sicilia, que ya ha manifestado abiertamente su intención de plantar cara a la ex presidenta de la Junta. La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, tampoco se puede descartar para relevar a la líder del PSOE-A si finalmente cede el testigo.

Las operaciones «delicadas» que está llevando a cabo ahora Sánchez, y que en el caso de Díaz está abocada al fracaso, ya las intentó el líder socialista hace algo más de un año. Lo continuará probando, dicen en su entorno, hasta poco antes de hacer público el alcance de la reforma del Gabinete. Entonces, tras ganar las elecciones segundas, sondeó a Díaz e Iceta para hacerse cargo de la Presidencia del Senado o de un ministerio. Quería, a toda costa, sacarlos del liderazgo de las federaciones socialistas que dirigen para despejar la renovación.

En el caso del PSC, sin congreso a la vista por el momento, ha optado por la vía rápida mediante fuertes presiones que han llevado a Miquel Iceta a marcharse y dejar paso a Illa. En el caso de Andalucía, con Díaz resistiéndose a abandonar el liderazgo, la cosa no parece tan fácil. Como hace un año, cuando rechazó la oferta, la ex presidenta de la Junta sigue firme en su voluntad de presentarse a las primarias para retornar a San Telmo. Pero en Ferraz piensan que su tiempo pasó.

Si Sánchez acabase convenciendo a Susana Díaz para integrarse en su equipo, para cerrar el círculo, y encontrarle hueco en el Ministerio de Defensa, al presidente sólo le quedará pactar de una vez por todas la renovación de los órganos judiciales. Aunque no parece tarea fácil, pues el PSOE y Podemos llevan varios meses negociando, y siempre hay alguna cosa que impide el acuerdo, encontrar una salida a Margarita Robles es vital para que la carambola del presidente salga bien.

La actual ministra de Defensa, muy cansada de sus socios de Podemos, podría aceptar la destitución y permanecer un tiempo únicamente como diputada en el Congreso, antes de ser nombrada presidenta del Tribunal Constitucional, un puesto que lleva ya varios meses con su nombre. Algo similar a lo que ocurrió con Dolores Delgado, en enero, entre que la echaron de ministra y se la nombró fiscal general.

Este movimiento, de llevarse a cabo, entraría dentro de una reforma más amplia del Ejecutivo que el estricto y necesario relevo del pronto dimitido ministro de Sanidad, Salvador Illa. Su plaza, salvo sorpresa, está ya adjudicada a la actual ministra de Política Territorial y Función Pública, Carolina Darias, que a su vez sería sustituida por el primer secretario del PSC, Miquel Iceta.

El casi imposible cambio de Susana Díaz por Margarita Robles podría zanjar la reforma del gabinete ministerial aunque, fuentes cercanas al presidente, admiten que podría haber algún cambio más. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, muy cuestionado por sus socios de Podemos y por los sindicatos de los principales Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, es otro de los colaboradores que podría ser desplazado. Fuentes del PSC también ponen en duda la continuidad de Carmen Calvo, que en Moncloa dan por confirmada.

El presidente acometerá estos cambios a mitad de la semana que viene, antes del arranque de la campaña electoral. Los únicos ministros que por ahora pueden dormir tranquilos, sabiendo que no van a perder ni su sueldo, ni su coche oficial ni sus privilegios tras esta remodelación, son la mayoría de los de Podemos Hace unos días, ante la intranquilidad de Pablo Iglesias, el jefe del Ejecutivo garantizó al líder morado que no iba a tocar a ninguno de sus secuaces. Únicamente Yolanda Díaz, entre ceja y ceja de su líder, podría verse obligada a abandonar el Ejecutivo.

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