Estrategia en Salud Cardiovascular

Sanidad culpa al hombre del riesgo de infarto en la mujer por el «reparto desigual» de las tareas en casa

Sanidad infarto mujer
Pedro Sánchez y la ministra de Sanidad Carolina Darias en Moncloa. Foto: Europa Press.
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

La Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud -que provocó la polémica por recomendar a bares y restaurantes no incluir bebidas alcohólicas en sus menús- dedica uno de sus apartados a la «perspectiva de género» como «factor de riesgo» de las enfermedades del corazón. El borrador, al que ha tenido acceso OKDIARIO, atribuye al «reparto desigual de las tareas domésticas y de cuidados» la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares en las mujeres.

El documento señala que este «reparto desigual» de las labores en el hogar ha supuesto «una presión mayor, generando un estrés adicional en las mujeres y una dificultad añadida para gestionar el tiempo y los hábitos de manera más saludable».

El documento insiste en que «el sistema de género asigna socialmente a las mujeres el papel de cuidadoras de otras personas» y «esto supone una sobrecarga física y mental con los riesgos que ello implica para su propia salud y la dejación del cuidado de la salud propia asociados al papel de cuidadora». Otro factor destacado, según el borrador de Sanidad, es el «acoso y la discriminación cotidiana, incluida la violencia» que, sostiene Sanidad, ejercen como «estresores crónicos que deterioran la salud cardiovascular».

La estrategia recoge además que «el papel de la mujer en la sociedad puede influir sobre el propio acceso al sistema de salud». Para sostener esa afirmación, Sanidad se remite a un informe de EEUU, según el cual, «un 45% de las mujeres estadounidenses cancela o retrasa su cita médica debido al estigma social del sobrepeso».

También mantiene que «las mujeres tienen peores condiciones laborales (mayor precariedad, parcialidad de jornada, temporalidad, más trabajo informal) y económicas» y, en consecuencia, «son afectadas negativamente tanto por el género como por el resto de los determinantes sociales, multiplicando el impacto» de estas dolencias.

«Empoderamiento»

En consecuencia, Sanidad aboga por «alcanzar la equidad de género» mediante «los procesos de empoderamiento, definido éste como tener poder y control sobre las propias vidas», de forma que la mujer tenga «un rol más activo en la promoción de sus intereses y necesidades».

El informe recoge que la enfermedad cardiovascular es la principal causa de mortalidad para las mujeres y fue responsable del 35% del total de muertes en mujeres a nivel mundial en 2019. Sin embargo, el Gobierno admite que «continúa habiendo una escasez de datos segregados por sexo en las diferentes patologías que constituyen la enfermedad cardiovascular».

«Las mujeres con enfermedad cardiovascular suelen estar infradiagnosticadas e infratratadas», entre otros, por «una demora en el tiempo que se tarda en consultar desde que los síntomas empiezan, atribuible a los roles de género», concluye el informe. Sanidad denuncia, además, que «se acostumbra a identificar correctamente a más hombres que mujeres su problema cardíaco en el momento de la atención» y la «desigualdad en el acceso, uso y calidad de la atención sanitaria ante una misma necesidad sanitaria en función de si quienes padecen la enfermedad cardiovascular son hombres o mujeres». También se observa que «las mujeres reciben menos tratamientos basados en la evidencia científica que los hombres» o que las mujeres están «infrarrepresentadas en los ensayos clínicos».

Medidas polémicas

El borrador inicial de Sanidad incluía algunas medidas polémicas, como promover el fin del alcohol en los menús de bares y restaurantes.

Las críticas provocaron que el Ministerio rectificase y eliminase ese punto del texto final, aprobado con las comunidades autónomas. El Gobierno, según su primera propuesta, abogaba por colaborar con establecimientos de restauración «para promover la dieta mediterránea como modelo de alimentación cardiosaludable, sin incluir en ella el consumo de alcohol».

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