Sánchez se reunirá con Bildu, Junts, ERC y el PNV, pero «no con la ultraderecha de Vox»
Sánchez, por ahora, prefiere no poner fecha para la investidura para no añadir presión a los pactos que necesita lograr
El Rey envía a Sánchez a una investidura para la que necesita a golpistas y proetarras
Sánchez quiere su investidura en noviembre tras criticar a Feijóo por el «mes perdido para España»
Pedro Sánchez ya tiene el encargo para tratar de ser investido presidente del Gobierno para cuatro años más. La decisión, que ha tomado el Rey Felipe VI, la ha comunicado este martes la presidenta del Congreso Francina Armengol tras finalizar la segunda ronda de consultas. Minutos después, desde el Palacio de La Moncloa, Sánchez ha asegurado que «he aceptado el encargo con la ilusión de saber todo lo que España puede avanzar estos cuatro años con un gobierno progresista». Este mismo miércoles, ha explicado, empezará la ronda de contactos con la vicepresidenta segunda en funciones y líder de Sumar Yolanda Díaz en el Congreso de los Diputados. Sánchez se reunirá con todas las fuerzas parlamentarias, incluyendo a Junts, ERC y Bildu, «con excepción de la ultraderecha de Vox, como es evidente» para lograr los pactos que permitan su investidura.
Con críticas al PP por no haberle dado «apoyo para superar todo lo vivido» en Cataluña, el secretario general del PSOE ha dejado claro que «mi propósito es continuar con esa hoja de ruta que tiene como norte la convivencia y la concordia». Es decir, caminar hacia la amnistía, sin mencionarla, que le reclaman como condición indispensable los partidos independentistas -clave para el éxito de su investidura-. Respecto a la otra exigencia, el referéndum, ha dicho, «va en contra de mi palabra y mi acción» y que «no cabe en la Constitución». «Nos disponemos a hacer lo mismo que hemos hecho estos últimos cuatro años», que ha sido cambiar de opinión en múltiples ocasiones, según ha expresado. Sánchez necesita firmar sendos pactos con Junts y ERC para que su investidura salga adelante.
El líder socialista asegura sentirse «honrado y responsable ante el conjunto de la sociedad española». Pese a no haber ganado las elecciones, este martes, Sánchez ha repetido el mantra de que los españoles «expresaron sus preferencias en las urnas para que formásemos un gobierno progresista» con el apoyo de los golpistas catalanes y los proetarras de EH Bildu. «Nos corresponde a nosotros formar un gobierno», ha manifestado. Pero no sólo quiere obtener la confianza del Congreso. El PSOE quiere que sus socios le garanticen la estabilidad para «un proyecto de país ambicioso y comprometido con la mayoría social para una legislatura». Sánchez tratará de lograr en los pactos de investidura la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.
Por ahora el candidato socialista no tiene asegurados los votos necesarios para salir investido de un nuevo debate de investidura. Pues sus socios prioritarios no han confirmado que vayan a votar a favor de Sánchez. Sumar y el PNV, que sí han ido a la ronda de consultas del Rey, así se lo han hecho saber a Felipe VI. Ambas formaciones han hablado de predisposición a llegar a un acuerdo, pero que todavía «estamos muy lejos» de lograrlo. ERC, Junts, Bildu y el BNG, que suman un total de 21 escaños, no han acudido a la llamada del Monarca como es habitual.
Con este escenario, a día de hoy, Pedro Sánchez dispone de sus 121 votos favorables para ser reelegido. Pero en el PSOE se muestran convencidos de llegar a los 179 apoyos, máximo que pueden conseguir si se incluyen los 31 de Sumar, los siete de ERC, los siete de Junts, los seis de Bildu, los cinco del PNV, el del BNG e incluso el de Coalición Canaria. Aunque en este último caso, Cristina Valido, tras su encuentro con Felipe VI, ha manfestado que no hay ninguna negociación abierta con los socialistas y que ni tan siquiera habían recibido una llamada de Ferraz. Valido recuerda que para que su partido valore el votar a favor de Sánchez, este tiene que asumir «por completo» la Agenda Canaria. Si logra ser investido se convertirá en el primer candidato que logra en presidente sin haber ganado las elecciones.