Sánchez pone fin a su gira de lujo en Marruecos, llega en Falcon a Lanzarote y se encierra en La Mareta

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, y su familia, ya están de vacaciones en Lanzarote. Tras unos días de descanso en el norte de Marruecos, gozando de todos los lujos disponibles en hoteles de Marrakech y Tánger, el líder del PSOE, su esposa Begoña Gómez y sus dos hijas ya se encuentran en su lugar favorito para pasar las vacaciones de verano: el Palacio ‘real’ de La Mareta, en la isla de Lanzarote. Tal como avanzó OKDIARIO hace unos días, en esta ocasión Sánchez ha optado por el Falcon en lugar de un vuelo comercial como usó para ir a Marrakech para llegar hasta el aeropuerto César Manrique de la capital lanzaroteña. Evidenciando así que el uso del Falcon es un capricho y no una cuestión de seguridad, como ha argumentado Moncloa durante los últimos años.

El avión de las Fuerzas Armadas que ha transportado al jefe del Ejecutivo, a su familia y a sus dos mascotas hasta Lanzarote ha despegado de la base aérea de Torrejón de Ardoz cuando pasaban once minutos de las cinco de la tarde. Ha aterrizado en el aérodromo lanzaroteño minutos antes de las siete y media de la tarde. Sánchez y lo suyos habían retornado horas antes al Palacio de La Moncloa, mediante un vuelo regular, procedente de sus lujosas vacaciones marroquíes. Han estado en España el tiempo justo para hacer el cambio de ropa y recoger a las dos perras que conviven con los Sánchez – Gómez en la residencia presidencial. Sin ningún tipo de tarea política desarrollada durante su breve estancia en el país. Aunque se había especulado sobre un posible encuentro con la líder de Sumar Yolanda Díaz, de cara a hablar de la investidura, no se ha producido ningún contacto.

Antes de conocerse por sorpresa que se había desplazado a Marruecos, el Gobierno de Sánchez adjudicó un contrato de seguridad privada para la residencia oficial de vacaciones de La Mareta, en Lanzarote, por un importe de casi 400.000 euros, impuestos incluidos. Precisamente, y pese a estar en funciones, el jefe del Ejecutivo no ha renunciado este verano a pasar unos días en este exclusivo destino, que cuenta con playa privada y más de 30.000 metros cuadrados. Aunque previamente ha estado durante una semana a todo tren por Marruecos. OKDIARIO ha informado de que Sánchez tiene planes de alargar su descanso en la isla hasta mediados de agosto. Unos días, hasta el 16 de agosto, en los que tal como avanzó este periódico no tiene previsto reunirse con el nuevo presidente de Canarias Fernando Clavijo como sí hacía anteriormente con el socialista Ángel Víctor Torres.

A la espera de saber que ocurre con la investidura, cuyo primer hito será la elección de la Mesa del Congreso la semana que viene, este año, Pedro Sánchez disfrutará de las vacaciones más largas desde que llegó a La Moncloa: 20 días. Por eso ha elegido dos destinos para ello. Después del lujo contratado en Marruecos, según Moncloa costeado íntegramente por él y su familia, Sánchez tira de lo público para su segunda parte de las vacaciones. En en la Residencia ‘real’ de La Mareta, un palacio ubicado en Lanzarote que cuenta con más de 30.000 metros cuadrados que no escapa al influjo del gran artista local e internacional de la isla, César Manrique, que la diseñó y la decoró. Esta finca cuenta con acceso directo al mar y está integrada por diez bungalows, de una y dos plantas de altura, el principal, con dos dormitorios, piscina y distintas terrazas.

A esto hay que sumar un gimnasio, otras dos piscinas, una pista de tenis, una cancha de baloncesto y una zona extensa ajardinada de 10.000 metros cuadrados. El edificio se asemeja a la arquitectura tradicional de las islas Canarias, de estilo colonial, con paredes blancas y numerosos balcones. Los que han tenido el privilegio de visitar estas instalaciones relatan los espectaculares atardeceres que se pueden contemplar desde la terraza. El interior está decorado con tonalidades claras y las estancias cuentan con grandes ventanales que iluminan todo el palacete. La Residencia ‘real’ de La Mareta fue utilizada durante varios años por la Familia Real tras recibirla como regalo del Rey Hussein de Jordania, hasta que la entregó a Patrimonio nacional bajo el reinado de Don Felipe VI.