Premios Princesa de Asturias

El Rey evita toda referencia a Cataluña en su discurso de los Princesa de Asturias

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El Rey Felipe VI ha pronunciado su tradicional discurso de la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias a la vez que Barcelona vivía, por quinto día consecutivo, la violencia del separatismo más radical. En esta ocasión, ni una palabra del Rey ha tenido a Cataluña como destinataria.

El monarca ha dedicado gran parte de su intervención a subrayar el papel constitucional de la heredera de la Corona, la Princesa Leonor, que por primera vez ha participado en la ceremonia.

«La obligación de servir a España y a los españoles debe ser el mayor orgullo y el máximo honor que puedas alcanzar. Tu deber será actuar siempre con el ánimo esperanzado, con coraje y con valentía; creciendo en responsabilidad, en bondad, y en ejemplaridad», le ha dicho el Rey a su hija.

Esta ha sido la primera vez que la Princesa Leonor, y su hermana, la Infanta Sofía, han asistido a la entrega de los Premios en el Teatro Campoamor de Oviedo. La heredera de la Corona ha leído su primer discurso en público, en una ceremonia a la que, según su padre, tenía ganas de ir desde hacía tiempo. «Ese día ha llegado», la ha dicho.

Tras recordar la primera ocasión en la que él participó, hace 38 años, Felipe VI le ha recordado a su hija que su presidencia de honor de la Fundación Princesa de Asturias corresponde al «compromiso personal e institucional» que tiene con España como heredera.

Un compromiso, ha añadido, que deberá «renovar permanentemente con dedicación, espíritu de servicio, lealtad y responsabilidad», también con «humildad» y siendo consciente de su «posición institucional, haciendo de la Corona día a día una referencia de servicio» al país porque «eso es lo que de ella esperan» los ciudadanos.

Felipe VI ha querido que sus palabras hacia su hija sirvan como «mensaje de confianza» para toda su generación, especialmente en un evento que lo que hace es premiar la «ejemplaridad», «la entrega a las causas más nobles» y el «amor por la solidaridad y por la libertad».

Para el Rey, los premiados en sucesivas ediciones son auténticas referencias en un mundo de incertidumbres. «Tenemos el deber de guiar sus pasos», ha dicho de los jóvenes, «de dejarles un mundo mejor y de ayudarles a construirlo» y «la responsabilidad de fomentar en ellos el espíritu crítico» y los valores de la cultura y el humanismo.

Felipe VI ha reconocido que la presencia de sus hijas en la ceremonia convierte esta edición en un acto «cargado de simbolismo», por el vínculo de la Corona con una tierra reflejado en un título que él mismo llevó «orgulloso» como heredero y por el significado de unos galardones que «trascienden todas las fronteras y llegan a todos los rincones del conocimiento».

Como es habitual, el jefe de Estado ha tenido palabras para todos los premiados. De la ciudad polaca de Gdansk, premio Princesa de Asturias de la Concordia, ha destacado que es un «ejemplo de solidaridad, de integración y de convivencia pacífica», cuyos habitantes han transformado «con grandeza de espíritu, todo el sufrimiento de su lucha y de su resistencia en fuerza y valor, en convivencia pacífica y concordia».

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