Las residencias piden a Iglesias test y equipos de protección para desescalar: «Los mayores tienen miedo»
Desde los geriátricos lamentan que no exista un plan específico de desconfinamiento y, por ello, han tomado la iniciativa para reclamarlo al Gobierno de Pedro Sánchez
El 19 de marzo, Pablo Iglesias asumió el ‘mando’ de las residencias por la crisis por el coronavirus. Lo anunció con pompa en una rueda de prensa junto al ministro de Sanidad, en la que Salvador Illa delegó en Iglesias la coordinación de los servicios sociales con las comunidades autónomas. Casi dos meses después, la gestión de la crisis por parte de Iglesias está cuestionada, y estos centros adolecen de deficiencias para combatir la epidemia y, especialmente, afrontar la desescalada. Desde las residencias lamentan que no exista un plan específico de desconfinamiento y, por ello, han tomado la iniciativa para reclamarlo al Gobierno. Exigen que la desescalada se haga con seguridad y medios, y avisan que es necesaria por las difíciles circunstancias que afrontan los mayores.
El Círculo Empresarial de Atención a las Personas (CEAPs), la mayor asociación de atención a la Dependencia en España -con 180.000 plazas residenciales y 300.000 de teleasistencia- ha enviado a Iglesias y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dos protocolos para acometer el proceso de desconfinamiento en los centros residenciales y de día. Afirman que su objetivo es que «las personas mayores que viven en centros no queden apartadas del proceso de transición a la normalidad» pero, además, «que lo hagan con las máximas garantías de que tendrán acceso prioritario al Sistema Nacional de Salud».
Desde esta organización reclaman además que se escuche al sector de la Atención a las Personas Mayores, «un colaborador esencial para la gestión de los centros y de la teleasistencia» y que resulta «imprescindible» para la toma de decisiones.
EPI y PCR
Entre las prioridades de los protocolos insisten en que se asegure además el suministro de equipos de protección, PCR y test serológicos «que permitan mantener la seguridad y la confianza», según las necesidades de cada territorio.
Desde las residencias y centros también reclaman una «coordinación» entre los ministerios y las consejerías de Servicios Sociales y Sanidad «para una correcta gestión del proceso de desconfinamiento mediante la creación de la figura de coordinador sociosanitario» y que se apoye con medidas sociales y económicas a un sector que ha sufrido en primera persona las consecuencias de esta pandemia.
“El sector tenemos miedo, después de lo que ha pasado, pero creemos que es necesario pensar en la calidad de vida de nuestros mayores, restablecer poco a poco esta difícil normalidad que provoca tener el Covid-19 en la puerta. Necesitamos que las administraciones analicen los diferentes protocolos, conozcan el sector y tomen decisiones», explica Cinta Pascual, presidenta de CEAPs.
Angustia y miedo
Las consecuencias del confinamiento en las personas mayores en residencias están siendo importantes.
«Llevan en un confinamiento muy estricto y más de 60 días de aislamiento y se trata de un colectivo especialmente vulnerable que ha sufrido un doble aislamiento, el social y el de movimientos. Restricción de libertad al no poder tener contacto con el exterior y tener que pasar el confinamiento en su habitación», explican.
Todo ello, añaden, «ha conllevado un sufrimiento físico y psicológico con angustia, desorientación y miedo entre personas con unos altos niveles de dependencia».
Por ello, urgen a que se recuperen «espacios comunes de convivencia», de forma que los mayores puedan «retornar a una normalidad en entornos seguros, donde las personas usuarias puedan salir al exterior, reencontrarse con sus familias, así como reactivar los ingresos de nuevos usuarios que siguen necesitando de cuidados profesionales y también garantizar el regreso de aquellos quienes voluntariamente se fueron con sus familias, pero que desean volver a la que realmente en la actualidad es su casa».
Los protocolos recogen varias fases para las residencias. Por ejemplo, una primera etapa en la que se contempla que los usuarios sin síntomas puedan acceder a zonas comunes o que se autorice a realizar nuevos ingresos.
En una siguiente fase, los usuarios podrán realizar salidas fuera de los centros y además, se permitirán las visitas de familiares, respetando siempre las medidas de seguridad. En la tercera «se espera un retorno a la normalidad».
Desde la organización avisan de que el cierre de los centros de día «está afectando muy negativamente en la salud» de los mayores «y contribuyendo muy peligrosamente a aumentar sus niveles de deterioro y dependencia de una manera exponencial».
Señalan que los centros permiten además a los familiares sobrellevar mejor el día a día del cuidado de una persona con dependencia, apoyándoles en el estrés y otros conflictos y ofreciéndoles un tiempo de «respiro».
Sanidad sí cuenta con una orden para los centros de día, emitida el pasado 9 de enero, y que autorizó su apertura con un criterio progresivo.